La ganadería industrial y la crisis climática han quitado el apetito por la carne a muchos. Cada vez más personas siguen una dieta vegetariana o vegana, según algunas encuestas. Pero cuando se trata de sus mascotas, los dueños a menudo se enfrentan a un dilema: ¿cómo se puede justificar el suministro de kilos de carne para perros y gatos que uno mismo rechaza por razones éticas o de otro tipo?