Una tradición previa a las fiestas de Navidad comienza para los católicos este domingo, 1 de diciembre. Se trata del Adviento, que es para los fieles una forma de prepararse para el nacimiento de Jesús.

En esta época de penitencia, los creyentes reflexionan y meditan sobre los valores del amor, la paz y la alegría.

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El ritual comienza cuatro domingos antes de Navidad y en cada ceremonia semanal se van encendiendo las velas correspondientes a cada domingo. Son cinco velas en total: cuatro de color morado, una de color rosado y una de color blanco.

Cada día se prende una vela y se reza una oración, que puede ser hecha en familia o amigos.

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Primer Domingo de Adviento

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

MONITOR: Hoy, al iniciar el Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo especial de preparación y espera. Iremos encendiendo, semana tras semana, las cuatro velas de esta corona como un símbolo de nuestra preparación gradual para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que él es la luz del mundo que irrumpe para disipar las tinieblas que nos rodean. El color verde que caracteriza a la corona simboliza la vida y la esperanza que él, Dios hecho niño, viene a traernos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías:

“Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece” (Is 60, 1-2).

MONITOR: Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando la cabeza vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento. Oremos...

LECTOR: La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas, de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.

Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Te lo pedimos por él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.

MONITOR: (Una persona enciende la primera vela mientras se entona el canto, durante la primera estrofa).

Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos la primera estrofa de Hoy se enciende una llama o algún villancico. (I)