El Tiempo de Adviento transcurre con la preparación de la tercera vela en la Corona de Adviento, un momento especial que representa un nuevo color en la misma respecto a la preparación y espera de la conmemoración del Nacimiento de Jesús.
La tercera vela de la tradicional corona cristiana trae consigo el color rosa, una representación de alegría y gozo ante la cercanía de la Navidad. El encendido de la misma puede acompañarse de un momento de oración.
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Oración para encender la vela
Dios de Bondad, te pedimos bendigas nuestra corona de Adviento, y que el compartir de nuestros dones en este tiempo sea fuente de alegría. Amén
“Con su testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen florecer la civilización del amor. Demuestran con la vida que vale la pena gastarse por grandes ideales, valorar la dignidad de cada ser humano, y apostar por Cristo y su Evangelio”
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Reflexión
Durante el Adviento nuestra fe nos invita a un esperar y prepararnos para celebrar el nacimiento de Jesús y la llegada de un mundo más justo y amoroso prometido por Él. Un mundo en el cual cada uno de nosotros debe participar en su construcción. La alegría del Adviento no es una felicidad superficial; es una alegría profunda que surge de la esperanza y la anticipación de un cambio positivo.
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Durante esa semana, reflexionemos sobre las realidades difíciles del mundo, como el hambre y el cambio climático. El hambre en el mundo es una triste contradicción en una época que debería estar llena de generosidad y compasión. El cambio climático, por su parte, amenaza con exacerbar la inseguridad alimentaria y aumentar el número de personas necesitadas.
La conexión entre el Adviento y estos desafíos globales radica en la llamada a la acción. La alegría del Adviento nos invita a compartir con aquellos que tienen menos, a ser luz en la oscuridad para los que sufren. Nos recuerda que cada acto de bondad y cada paso hacia la sostenibilidad es un reflejo del amor divino que celebramos.
Así, mientras nos regocijamos en la alegría del Adviento, también nos comprometemos a ser agentes de cambio, trabajando para aliviar el hambre y proteger nuestra casa común, la Tierra.
En este tiempo de Adviento, que nuestra alegría se traduzca en acciones concretas que traigan esperanza y alivio a aquellos que más lo necesitan, y que nuestro cuidado por el planeta sea nuestro regalo para el Niño que nace entre nosotros, prometiendo un futuro mejor para todos.
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Preguntas para meditar
1. ¿Cómo podemos combinar la alegría del Adviento con acciones prácticas para aliviar el hambre?
2. ¿Qué cambios personales podríamos hacer para reducir nuestra huella de carbono durante esta temporada festiva?
3. ¿Cómo podemos expresar nuestra alegría por recibir al Redentor más allá de los regalos?
4. ¿Cómo compartes tu alegría con los demás?
Oración final
Señor, tu ángel anunció a los pastores que el Mesías había nacido y les dio como “señal” para encontrarlo: “un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre” y ellos se llenaron de alegría y fueron a buscarte. Hoy tú nos das como señal de tu presencia a nuestros hermanos que pasan hambre, tienen sed y buscan refugio. Ayúdanos a llegar a ellos con la alegría de los pastores. Amén.




