El vino tinto es considerado el acompañante ideal para todo tipo de eventos, lo que lo convierte en una de las bebidas más conocidas y preferidas a nivel mundial. No solo destaca por su presencia en las mesas, sino también por su versatilidad en la gastronomía internacional, en la que es utilizado para realzar los aromas y los sabores de diversos platos.
Por su importancia y tradición, el vino tinto tiene su propio día de celebración: el 24 de noviembre se conmemora el Día Mundial del Vino Tinto, una fecha en la que se homenajea su capacidad para complementar las comidas de una manera excepcional. También conocido como vino rojo, este se elabora a partir de mostos de uvas tintas.
El proceso de producción del vino tinto implica el almacenamiento del líquido en barricas y, según el tiempo de envejecimiento, se clasifica en cuatro categorías: joven, crianza, reserva y gran reserva. “Este vino se distingue de otros por su amplia variedad y por una mayor intensidad de aromas. Tiene más cuerpo y sus texturas llegan a niveles altos”, comenta Eduardo Cedeño Pérez, copropietario y sommelier del restaurante Co-Cooking, en Portela (Mall del Sol).
Cedeño enfatiza que los vinos nunca deben servirse a temperatura ambiente. Respetar la temperatura adecuada es clave tanto para los tintos jóvenes, más ligeros y frescos con aromas a frutas rojas, como para los de cuerpo más complejo y con crianza, aquellos que han pasado por barrica. El sommelier recomienda disfrutar de uno o dos vasos durante la comida, siempre con moderación.
En el momento de elegir un vino para acompañar una proteína, Cedeño sugiere tener en cuenta la preparación del plato: “No es lo mismo un pescado al vapor que uno asado en parrilla de carbón”. Además, añade que, mientras más complejo y potente sea el plato, el vino debe tener una fortaleza aromática y una textura que estén a la altura de la experiencia en boca que deja el alimento.
El vino tinto tiene un contenido alcohólico de aproximadamente 13 grados por litro.
Temperatura ideal para servir el vino tinto
• Vinos tintos jóvenes: se recomienda servirlos a temperaturas más frescas, entre 14 °C y 15 °C.
• Vinos con cuerpo y crianza: deben servirse entre 16 °C y 17 °C para resaltar sus cualidades.
A diferencia de los vinos blancos o rosados, los tintos permanecen por más tiempo en el paladar después de beberlos, lo que los convierte en una excelente opción para acompañar platos condimentados y de sabores intensos.
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El experto responde
Salud por los buenos vinos
“Hay una gran variedad de vinos tintos en el mundo, y en nuestro país contamos con opciones para todos los gustos. Si buscas un vino suave, con notas de cereza o frutilla, el pinot noir es ideal. Otra cepa fácil de tomar es la tempranillo, que permite disfrutar de frutas rojas ligeramente maduras y tiene una textura delicada. Por su parte, los vinos elaborados con malbec tienen un poco más de acidez y taninos más presentes. El cabernet sauvignon es la cepa más potente de todas, con intensos aromas de frutas negras, notas vegetales, como pimienta verde y roja, y una estructura compleja en la boca.
El maridaje se puede hacer combinando sabores y texturas similares o diferentes, lo que significa que no hay una forma incorrecta de hacerlo. Lo más importante al elegir el vino para acompañar la comida es mantener el equilibrio. Por ejemplo, si el plato tiene grasas, condimentos y sabores intensos, lo ideal es acompañarlo con un vino que tenga características similares. La cepa blanca sauvignon blanc, con su acidez, notas de manzana verde, limas y un toque de hierbas, marida bien con un tiradito de pescado porque sus sabores y texturas son parecidos”.