A las 13:14 del 19 de noviembre de 2017, el suelo comenzó a temblar debajo de la localidad de Jojutla, en el estado mexicano de Morelos, a 80 kilómetros al sur de la Ciudad de México. Las campanas de hierro de la capilla de San Miguel Arcángel, del siglo XVIII, tronaron cuando la torre del reloj se resquebrajó y se deslizó de su percha, estrellándose contra el pórtico de las oficinas administrativas de la parroquia. Segundos después, el ábside se derrumbó en un montón de escombros. En el extremo más alejado del complejo de casi 3.700 metros cuadrados, el Santuario del Señor de Tula, iglesia construida en 2001 para acomodar a 1.000 feligreses, se tambaleaba unos centímetros hacia el oeste y mostraba daños en los añejos arcos que soportan la fachada norte, que datan del siglo XIX.