Hace cinco años, la guayaquileña Denisse Caballero, presidenta de la Fundación Yo Amo Animales, decidió adoptar de forma permanente a una de las mascotas rescatadas por la institución, pero pronto notó que el comportamiento de su entonces cachorra, Alexa, dificultaba mucho la convivencia. “Era una cachorra que nadie podía controlar, se nos comió los muebles y las paredes de la casa, entre otras cosas. Así que busqué de forma personal diferentes lugares para educarla, pero eran muy costosos y en otros me decían que mi mascota era muy inquieta y que por eso no se podía entrenar, hasta me sugirieron devolverla”, recuerda.