Las fiestas son una oportunidad perfecta para reunir a la familia y compartir estos momentos con los padres y suegros puede ser una experiencia enriquecedora. Sin embargo, lograr que todos se sientan cómodos y disfruten de la celebración requiere cierta planificación y consideración para evitar tensiones o malentendidos.

Este dilema es especialmente común en matrimonios donde los suegros de ambas partes desean pasar la Navidad con sus hijos. En estos casos, decidir dónde y cómo celebrar puede ser una tarea compleja para las parejas. Cada integrante suele querer pasar la festividad con su propia familia, ya sea por comodidad, costumbre o valores personales. En este contexto, las creencias familiares pueden convertirse en un tema delicado.

El psicólogo Luis Felipe Dueñas señala que es esencial evitar imponer tradiciones sobre los demás, ya que esto puede generar tensiones. “Ninguna tradición es peor que otra; simplemente son costumbres que cada familia realiza”, afirma el experto en parejas y familias.

Según Dueñas, la tolerancia ante las diferencias es clave para facilitar un encuentro familiar armonioso. En caso de que una persona no se sienta cómoda con las tradiciones de otra familia, es importante que decida si asistir o no, siempre teniendo en cuenta el impacto que su presencia o ausencia puede tener en los demás. “Si alguien se siente obligado a asistir a un lugar en contra de su voluntad, es probable que no contribuya a un buen ambiente”, añade.

Hablar de los planes con anticipación y coordinar las expectativas de todos los miembros de la familia es fundamental para garantizar una celebración armoniosa.

Una pregunta frecuente en este contexto es cómo equilibrar el compartir con los suegros sin perder las tradiciones de la nueva familia. Respetar estas tradiciones resulta fundamental, ya que las parejas recién casadas construyen su hogar en función de las experiencias vividas en sus familias de origen. Aunque pueden conservarlas o modificarlas, es común que sus costumbres sean distintas a las de sus padres o suegros.

“Una buena idea podría ser realizar una reunión conjunta e integrar tradiciones de ambas familias para que nadie se sienta excluido”, sugiere Dueñas. Esta solución no solo fomenta la unión familiar, sino que también crea un espacio en el que las diferencias se transforman en una oportunidad para enriquecer la experiencia de las fiestas.

Jueguen con los suegros

¡Gánate el regalo!

Este juego navideño es una forma divertida de integrar a toda la familia, incluidos los suegros, en un momento lleno de risas y competencia amistosa. La dinámica consiste en envolver un regalo de manera que sea difícil de abrir. Para hacerlo, pueden colocarlo en varias cajas, una dentro de otra, y usar capas de papel para asegurarse de que esté bien protegido.

El desafío principal radica en que el regalo debe abrirse con guantes de cocina puestos, lo que aumenta la dificultad y garantiza muchas risas.

¿Qué necesitas?
  • Un regalo (puede ser cualquier cosa que desees)
  • Varias cajas
  • Guantes de cocina
  • Mucho papel para envolver
  • Dados
Indicaciones:

1. Reúnan a todos alrededor de una mesa.

2. Cada persona debe lanzar los dados; quien saque

el número más alto será el primero en intentar abrir el regalo.

3. Mientras tanto, la persona a su lado debe tirar los dados hasta lograr sacar números dobles.

Cuando lo consiga, será su turno de intentar abrir el regalo.

4. El juego continúa como una carrera contra el tiempo. La primera persona en llegar al fondo del obsequio se lo queda.

El arte de integrar tradiciones
Luis Felipe Dueñas, psicólogo especializado en parejas y familias

“Hay varias recomendaciones que podemos tener en cuenta para lograr una celebración con ambas familias sin generar tensiones. Lo primero y más importante es identificar cuáles suelen ser los puntos de conflicto, especialmente cuando existen creencias o tradiciones distintas. Un buen plan sería que cada hijo hable con su respectiva familia para sensibilizarlos sobre la posibilidad de tener una reunión conjunta. En este proceso es fundamental evitar comentarios despectivos o calificativos sobre los elementos que forman parte de la celebración, como la decoración, las creencias, la comida o los comportamientos. El objetivo debe ser claro: que nadie se sienta herido y que todas las partes puedan disfrutar de un rato agradable, lleno de respeto y armonía.

Por mi parte, considero esencial que cada uno de nosotros hable con su familia de manera respetuosa y asertiva, explicando cuáles son las tradiciones que la pareja ha decidido adoptar. Esto no solo facilita la integración, sino que también ayuda a que ambas familias se sientan valoradas y respetadas. Por eso, creo firmemente que la comunicación debe ser la base de cualquier interacción en estas fechas. Hablar con honestidad y empatía puede evitar conflictos futuros y, lo más importante, permite que todos disfrutemos de un ambiente de unión, donde las diferencias se convierten en oportunidades para conocernos mejor”.