Una persona con rasgos tóxicos tiende a alterar profundamente el estado de ánimo y cuyo comportamiento puede perjudicar tanto a quienes le rodean como a ella misma, reseña el blog Mapfre.

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Aunque la mayoría de las personas se auto perciben como buenas y amables (y en general lo son), también es cierto que aun las personas más agradables puede tener rasgos tóxicos y muchas veces no se dan cuenta.

Hay quienes consideran que está actuando de manera útil, considerada y solidaria, cuando la realidad puede ser que esté sobrepasando límites al permitir un mal comportamiento o ejerciendo una presión innecesaria sobre los demás.

En una conversación es importante prestar atención al detalle del relato. Foto: Svklimkin en Pixabay

¿Cuáles son los rasgos tóxicos de las personas agradables, según la psicología?

De acuerdo a BlogHerald, la psicología señala que algunos de los hábitos que alguien considera como un rasgo “amable” pueden ser realmente dañinos, tanto para la propia persona como para quienes le rodean; sin embargo, lo positivo es que al empezar a reconocerlos, se pueden hacer pequeños cambios para mejorar.

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Estos son algunos de los rasgos tóxicos que puede tener una persona agradable y no los reconoce:

1. Poner en primer lugar a los demás

Aunque ser amable y considerado son cualidades maravillosas, el priorizar a los demás por encima de uno mismo puede ser un rasgo tóxico oculto, ya que puede causar agotamiento, resentimiento e incluso, relaciones poco saludables.

Entonces, ser amable no significa descuidarse a sí mismo. Está bien decir que no, pedir ayuda y asegurarse de que las necesidades propias también estén satisfechas.

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2. Huir de los conflictos

Para muchos, evitar los conflictos puede ser un rasgo de una buena persona, pero morderse la lengua, sonreír cuando hay algún desacuerdo y autoconvencerse de que es mejor mantener la paz que hablar, solo hará que estos problemas se mantengan, causar resentimiento e incluso perder amistades.

En este sentido, lo mejor será mantener una comunicación honesta con la otra persona y no el silencio. Los desacuerdos no deben ser necesariamente destructivos, la clave está en manejarlos con respeto.

3) Esperar que los demás actúen por ti

Muchas veces se espera que los demás estén para ti de la misma manera que tú lo estás para ellos; pero la vida no siempre funciona de esa manera. La amabilidad no debe ser vista como una transacción, por lo que las buenas acciones no siempre serán recíprocas. Entenderlo evitará muchos momentos de tristeza.

4) Disculparse excesivamente

Disculparse constante mente por cosas que no requieren una disculpa es un hábito que va más allá de ser educado, ya que puede llevar a la persona a auto minimizarse para evitar conflictos y asegurarse de que la otra persona no se molestará.

Esta manera de actuar da una imagen de una persona insegura de sí misma y enseña a los demás a esperar que seas tú quien asuma la culpa, incluso sin tenerla.

(I)

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