Los dientes son las estructuras más duras del cuerpo humano. Gracias a su capa externa (el esmalte), podemos comer y beber disfrutando de esa experiencia. Sin embargo, esas mismas estructuras que en Navidad trituran el turrón más duro, en ocasiones, pueden desatar un escalofrío y hacer que nos revolvamos de dolor al comer un helado. ¿Por qué a algunos nos sucede esto?