La exposición crónica aunque sea en niveles bajos de plomo, cadmio y arsénico a través de artículos domésticos de uso habitual, del aire, el agua, el suelo y los alimentos se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, según una nueva declaración científica de la Asociación Americana del Corazón (AHA) publicada esta semana en la revista oficial de esta entidad.