La seguridad del aspartamo, uno de los edulcorantes más utilizados por la industria alimentaria, es objeto de polémicas desde su descubrimiento, por sospechas de que puede favorecer el cáncer, la diabetes o los partos prematuros.

Este viernes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó un estudio en que clasificó al edulcorante aspartamo como posible cancerígeno, pero ha respaldado el límite de ingesta diaria aceptable para humanos que estaba fijado hasta el momento, que es de 40 miligramos por kilogramo de peso corporal.

¿Qué es el aspartamo?

Este edulcorante sintético se deriva de la combinación de dos aminoácidos, la fenilalanina y el ácido aspártico, del que proviene su nombre, que forman parte de la composición de las proteínas.

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Fue descubierto por casualidad en 1965 por un químico de la compañía farmacéutica Searle que buscaba un tratamiento para la úlcera.

Este aditivo alimentario es un edulcorante artificial bajo en calorías. Su valor energético es similar al del azúcar (4 kcal/g) pero su poder edulcorante es 200 veces superior, lo que significa que se necesita una cantidad mucho menor para obtener un sabor comparable.

No es el primer edulcorante. Su antepasado, la sacarina, descubierta en 1879, posee el mismo poder endulzante, pero con un sabor amargo.

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¿Dónde se encuentra el aspartamo?

El aspartamo se encuentra en miles de productos llamados “ligeros”, “light” o “0%”: bebidas, postres, dulces, productos lácteos, chicles, productos hipocalóricos o adelgazantes, dentífrico y vitaminas masticables.

Además, está presente en más de 600 medicamentos, como pastillas para la tos.

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En la actualidad, se estima que 200 millones de personas en todo el mundo lo consumen de forma regular.

¿Cuándo salió al mercado?

Su primera autorización de comercialización fue concedida en Estados Unidos por la FDA, la agencia reguladora de los medicamentos en el país, en 1974.

Debido a posibles efectos tóxicos y cancerígenos en el cerebro, la autorización se suspendió unos meses más tarde. Pero se restableció en 1981 en Estados Unidos en los alimentos sólidos y en 1983 en los líquidos. Desde entonces, más de 90 países lo autorizaron.

La Ingesta Diaria Admisible de aspartamo fue establecida en 1980 en 40 mg/kg de peso corporal por el Comité de Expertos en Aditivos Alimentarios de la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Un adulto de 70 kg debería consumir entonces entre 9 y 14 latas diarias de un refresco “light” (con 200 a 300 mg del edulcorante) para exceder la dosis permitida, suponiendo que no haya ingerido aspartamo contenido en otros productos.

¿Por qué es polémico?

Desde la aparición del aspartamo en el mercado, rara vez un producto provocó tanta controversia.

En 2010, investigadores de Bolonia (Italia) demostraron, entre otras cosas, que el consumo de este “azúcar falso” provocaba un aumento significativo de la incidencia de cánceres (en particular, de hígado y de pulmón) en roedores machos.

Otro estudio, realizado por científicos daneses, demostró ese mismo año que el producto aumenta el riesgo de parto prematuro.

La dosis ‘segura’

En diciembre de 2013, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) indicó, tras una revisión detallada, que el aspartamo y sus productos derivados eran seguros para el consumo humano si se respetaba la dosis diaria recomendada.

Desde entonces, la OMS considera, entre otras cosas, que los edulcorantes artificiales no permiten perder peso y podrían presentar riesgos para la salud a largo plazo.

La OMS continuarán dando seguimiento a la nueva evidencia y alentarán a grupos de investigación independientes a que inicien más estudios sobre el posible vínculo entre la exposición al aspartamo y los efectos en la salud de los consumidores. (I)