El cáncer es una de las principales causas de muerte a nivel mundial en distintos grupos poblacionales. En el año 2020 se registraron alrededor de 10 millones de personas fallecidas por esta patología, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta enfermedad la clave es la detección temprana para obtener resultados favorables para los pacientes.
Actualmente, la innovación tecnológica ha permitido que los tratamientos sean menos invasivos y generen resultados alentadores. Por ello, la protonterapia se ha convertido en uno de los tratamientos de vanguardia.
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¿Qué es la protonterapia?
“La protonterapia es la modalidad de radioterapia externa más segura y precisa que existe. Permite tratar selectivamente la zona tumoral y minimizar la irradiación en el tejido sano”, afirma el Dr. Felipe Calvo, director de la Unidad de Protonterapia de la Clínica Universidad de Navarra.
Esta terapia es segura y ha demostrado ser menos invasiva que otro tipo de tratamientos, incluso es capaz de minimizar los riesgos radioinducidos y especialmente la inducción de los segundos tumores. Además ha permitido que algunos ecuatorianos se beneficien y tengan una mejor calidad de vida.
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¿Para quién es la protonterapia?
Hoy en día, la protonterapia está indicada para casos complejos (por su anatomía, por la resistencia a los tratamientos previos o por la necesidad de reducir los efectos adversos a largo plazo) y de difícil acceso (cercanos a órganos de riesgo sensibles a la radiación).
Algunos casos aptos para este tratamiento incluyen base de cráneo, condrosarcoma, cordomas, craneofaringiomas, ependimomas, esófago, ginecológicos, hipófisis, mama, meduloblastomas, nasofaríngeos, oligometástasis, órbita, para-espinales, próstata, pulmón, rabdomiosarcoma, recto, reirradiaciones, sarcoma cerebral, sarcoma de partes blandas, entre otros.
¿Cómo es su tratamiento y funcionamiento?
Mientras la radioterapia convencional se basa en un haz de alta energía de rayos X (fotones); la protonterapia utiliza un haz de partículas aceleradas (protones) de alta energía, que permite dirigir de forma más precisa el depósito de la radiación en el tumor.
Esto sucede por las características físicas propias de los protones (por su masa no sufren alteraciones en su trayectoria hacia la lesión), que depositan la mayor parte de su energía dentro del tumor, la zona seleccionada para el tratamiento y, gracias a su propiedad de frenado súbito, a diferencia de los fotones, no irradian más allá de ese punto de frenación.
Es un procedimiento relativamente corto. Las sesiones duran alrededor de 25 minutos, tiempo destinado a la colocación, posicionamiento y verificación guiado por imagen de la zona de tratamiento en el paciente. El lapso de irradiación es inferior al minuto en la mayoría de los casos.
Beneficios de la protonterapia
Según los especialistas, esta terapia ha demostrado que ofrece la máxima precisión con mínimos efectos secundarios en tejidos sanos.
- Menor toxicidad: Especialmente indicada en tumores de localización compleja, cercanos a órganos de riesgo muy sensibles a la radiación o susceptibles de ser tratados por radiación externa en niños y en personas mayores con pluripatología crónica.
- Mayor precisión: Un haz de partículas aceleradas deposita su energía en el lugar exacto mediante un barrido de impactos milimétricos (por puntos y por capas).
- Promoción de control de cáncer: Permite aumentar la dosis en el tumor y conseguir un mayor control local de la enfermedad. Se minimiza la irradiación dispersa innecesaria en los tejidos sanos de alrededor. (I)