Hay quienes bromean con la expresión “el calor derrite el cerebro” y aunque no es algo posible, algo que sí hacen las temperaturas altas es desnaturalizar las proteínas que hacen parte de las células.
Dicho de otra manera, a partir de los 38,8 °C, este órgano puede empezar a manifestar desajustes en varios planos y producir confusión, relegamiento de funciones o descoordinación de movimientos, señala El Diario de España.
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El calor es dañino para la memoria
El cuerpo humano no tiene la suficiente resistencia a las altas temperaturas, siendo el cerebro uno de los órganos más sensibles a los efectos del calor. Ante esto, el neurólogo Ernesto Orozco Sevilla afirmó al portal Cuídate Plus que “las altas temperaturas influyen en el comportamiento de las células del sistema nervioso central, cuyo ritmo se ralentiza”.
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Esto pasa porque cuando hace calor, el organismo lleva el flujo sanguíneo hacia la piel para ayudar a regular la temperatura del cuerpo y por esta razón es que llega menos sangre al cerebro, afectando su funcionamiento, causando problemas de concentración, para recordar información reciente y tomar decisiones.
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Por otra parte, la sudoración por calor intenso puede causar deshidratación en caso de que no se repongan adecuadamente los líquidos. En caso de ser leve, pueden haber alteraciones cognitivas como las mencionadas antes y si es más grave, la persona puede sufrir confusión, delirio e incluso morir.
Problemas para dormir y memoria
El calor extremo también puede ocasionar dificultad para tener un sueño reparador, lo que es importante para que la memoria se mantenga consolidada. También puede estresar el organismo, haciendo que este libere hormonas del estrés como el cortisol, lo que interfiere con la memoria y otras funciones cognitiva.
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¿Cuál es la temperatura dañina para el cerebro?
Los efectos negativos del calor sobre el cerebro se empiezan a notar cuando los termómetros superan los 38,8 °C y se intensifican mientras más aumente.
Al sobrepasar los 40 °C, se generan cambios estructurales en las neuronas y si no se reduce la temperatura a tiempo, puede haber un daño irreversible en el que el cerebelo (que se encarga de la coordinación muscular) es susceptible.
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