Por diferentes circunstancias, varias familias están atravesando un proceso de divorcio o separación, que de por sí resulta desgastante para la pareja y más cuando hay hijos de por medio; y, por consiguiente, vienen los cambios.

En esta época del año, que se aproximan las fiestas por Navidad y fin de año, habrá que tomar decisiones en cuanto a con quién se van los hijos para, dentro de todo, intentar pasar un buen momento.

Publicidad

¿De qué manera ayudar a los niños para que en este proceso no se vean afectados?

El psicólogo clínico Samuel Merlano indica que una manera inteligente emocionalmente es que los padres no ventilen el divorcio frente a los hijos y que, en lo posible, se lo postergue para el nuevo año; esto para que los pequeños no asocien la Navidad “con separación, con trauma, con dolor emocional”, que a su vez tendrá como desenlace la depresión y ansiedad.

Publicidad

Por su parte, la psicóloga Karina Vallejo sugiere a los padres que se pongan de acuerdo para dividirse los tiempos, para lo cual se requiere una buena comunicación. “Explicándoles previamente que esta Navidad va a ser diferente, los niños comienzan a sentir la seguridad de que sus padres están poniéndose de acuerdo y que las cosas están bien, aun cuando las parejas no terminan bien...”, explica.

Además, señala que los niños no deben estar presentes en la negociación. “Porque, como la pareja a lo mejor no terminó bien su relación, entonces van a existir muchos rencores o resentimientos que se van a ver sobre la mesa en el momento de la negociación”, afirma.

Merlano recalca que es primordial que los padres, a pesar de las diferencias entre ambos, digan que aman a sus hijos y no hablar de los detalles del divorcio o separación.

¿Es recomendable que la elección de con quién quieren irse los niños sea de ellos o la deben hacer los padres?

Merlano indica que debe hacerse de una manera muy sabia, para que los niños no sientan presión por papá o mamá, por ejemplo, que uno de los dos diga a ellos que tienen pendiente un viaje o el regalo que les gusta. “Para que no existan manipulaciones ni presiones por parte de los padres, los niños deben compartir su opinión... Lo más saludable es que exista un mediador, en este caso, un psicólogo de familia, un psicólogo clínico, para ayudar que en este proceso no se generen mayores conflictos, ni se abran heridas que generen dolor en el interior de la familia”, asevera.

En tanto que Vallejo asegura que la elección tiene que ser de los padres. “No podemos dejar que ellos (los niños) elijan, porque ellos no saben qué es lo mejor para ellos. En todo caso, los padres son los llamados a negociar”, apunta.

Sin embargo, dice, hay un error muy común que cometen los padres y es darles demasiados regalos. Según la mentalidad de cada uno de ellos, para cubrir como el vacío de que la pareja no está junta. Como resultado de esto, los niños se vuelven “caprichosos”, incluso en algún momento se hacen hasta tiranos. “Porque si no les damos lo que ellos quieren, entonces, el berrinche o la manipulación”, dice.

En el caso de existir conflictos en la pareja por el proceso de separación o divorcio, ¿qué debe hacer la pareja para llegar a un acuerdo?

Merlano señala que lo recomendable es que, por un lado, tengan un abogado de confianza de la familia para que de una manera objetiva ayude al proceso de divorcio sin llegar a mayores conflictos.

Con él coincide Vallejo, quien agrega que se debe respetar el cumplimiento del acuerdo.

En Ecuador, el promedio de edad para casarse en el 2020 fue de 34 años para hombres y 31 para mujeres; para divorciarse superaba los 40 años

Merlano sugiere invitar a un amigo de la familia que tenga el respeto por parte de ellos, que vendría a ser una persona muy neutral y que pueda compartir su opinión para ayudar a la pareja a no tener un divorcio o separación negativa.

Vallejo aconseja, en el caso de que las familias estén en conflicto, hacer terapia familiar y terapia de padres. “Porque, si bien es cierto la pareja no funcionó, pero como padres tienen que funcionar sí o sí”, asegura.

Merlano tiene un criterio similar. Dice que debe participar el psicoterapeuta, que en este caso ayuda a un proceso de diálogo, a un proceso de mediación, y ellos pueden de esa manera tomar decisiones que no sean tan conflictivas y no afecten a los hijos. (I)