La idea de llevar a los hijos a las oficinas, sobre todo en sus primeros meses de vida, cuando son altamente dependientes del cuidado de sus madres, suena como la solución al dilema de maternidad vs. trabajo.
Es una realidad lejana para Ecuador, así como en muchos países donde prevalece la figura de licencias, o permisos materno y paterno. En nuestro país, el Código del Trabajo fija una licencia con remuneración de 12 semanas por el nacimiento de su hijo a toda mujer trabajadora y en caso de nacimientos múltiples el plazo se extiende por diez días adicionales (art. 152). En cuanto al padre, “tiene derecho a licencia con remuneración por 15 días por el nacimiento de su hijo cuando sea por parto normal; en nacimientos múltiples o por cesárea se prolongará por cinco días más”.
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Un reporte de la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2019) clasificó a los países por sus políticas a favor de la familia en efecto tomando en cuenta, entre otros aspectos, la duración del permiso materno con sueldo completo. La entidad encontró que Estonia ofrece a las madres la mayor duración de la licencia remunerada, con 85 semanas (siete veces más que Ecuador), le siguen Hungría (72 semanas) y Bulgaria (65 semanas).
Igualmente halló, entre los países desarrollados, que Estados Unidos es el único sin una política de permisos pagados para madres o padres. De ahí que en esa nación se promuevan programas para llevar a los hijos al trabajo, por los que cada vez más empresas se unen.
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Pros y contras de llevar los hijos al trabajo
Parenting in the workplace Institute es un instituto norteamericano que asesora desde el 2006 exactamente sobre las prácticas que hacen posible llevar a los bebés al trabajo en el territorio estadounidense. Con datos al 2021, PIWI reconoce más de 200 empresas con programas exitosos, en 30 industrias, que han acogido a más de 2.100 bebés.
Los programas más exitosos, explica Carla Marroquin, la fundadora de PIWI, en una entrevista con el NYT, son aquellos en los que las empresas tienen políticas escritas en sus reglamentos internos para designar a otro empleado como cuidador alternativo en caso de que el padre no esté disponible temporalmente; especificar áreas para amamantar o cambiar pañales; y determinar las edades en las que se permiten niños en la oficina. Por lo general, a los bebés se les permite hasta los 6 a 8 meses, o antes de que comiencen a gatear.
Para Marroquin, las ventajas de que mujeres e incluso hombres lleven sus bebés a las oficinas son claras: regreso más temprano al trabajo después del nacimiento de un bebé, las mujeres no pierden dinero tomando la licencia de maternidad, mayor retención de empleados, moral más alta, mayor eficiencia de los padres-participantes, las madres pueden amamantar convenientemente y pueden vincularse con el bebé, en lugar de preocuparse de que desarrollen una conexión más cercana con una niñera u otra persona que se encargue de su cuidado.
Por supuesto, las desventajas también son evidentes. Las necesidades y los ruidos de los bebés tienen el potencial de ser muy disruptivos y generar resentimiento entre los compañeros de trabajo. En algunas industrias podría considerarse hasta negligente la presencia de los niños, por ejemplo, como en fábricas, obras civiles, hospitales, entre otros, donde los riesgos laborales para los empleados de por sí ya son significativos. Los críticos también dicen que tanto el hijo como el trabajo podrían perder, porque el padre no puede dedicarse al 100 por ciento a ninguno de los dos.
En Ecuador, esta situación al momento no está regulada jurídicamente, aunque tampoco aparece como prohibida en los regímenes laborales del país. En esa línea, el Código del Trabajo así como la flamante Ley del derecho al cuidado humano más bien contemplan los servicios de guardería infantil obligatorios para las empresas permanentes de trabajo con cincuenta o más trabajadores: “El empleador establecerá anexo o próximo a la empresa, o centro de trabajo, un servicio de guardería infantil para la atención de los hijos de estos, suministrando gratuitamente atención, alimentación, local e implementos para este servicio” (art. 155 del C. T.).
La semana mundial de la lactancia materna (1-7 de agosto) y sus preocupaciones
Se acaba de inaugurar una nueva semana mundial para concientizar sobre la lactancia este 1 de agosto, justamente con el lema “¡Hagamos que la lactancia materna y el trabajo funcionen!”, tal como lo impulsa la Organización Panamericana de la Salud, la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las directrices de la OMS sobre lactancia materna brindan una serie de recomendaciones basadas en evidencia sobre proteger, promover y apoyar la lactancia materna. Así encuentra que el trabajo no es necesariamente incompatible con la lactancia materna; sin embargo, reconoce que las nuevas madres necesitan descansos para amamantar, lugares para extraer y almacenar leche o cuidado infantil de calidad cerca de sus lugares de trabajo.
Estas recomendaciones, y otras, serán abordadas este miércoles 2 de agosto en la primera edición del Mamantón, una actividad pública y gratuita donde las madres, futuras madres, padres, familiares y ciudadanía en general recibirán un conjunto de charlas a cargo de la obstetra y asesora de lactancia Elizabeth Morán, asesora en lactancia materna y alimentación complementaria Roxana Echeverría y la médico general Karla Vareles.
El evento tendrá lugar en el patio de comidas de Mall del Río Guayaquil (av. Francisco de Orellana), a las 16:00.
“Queremos que tengan información sobre lo que sucede con las madres una vez que se reincorporan a sus funciones laborales, que tienen sus 84 días de permiso y sus dos horas de lactancia diarios, y que en la jornada laboral tienen derecho cada dos horas a tomarse 20 minutos para poder hacer las extracciones (de leche)”, explica Morán. Conforme a la ley, después de que concluye la licencia por maternidad, la jornada de la madre lactante durará seis horas durante 15 meses.
“Queremos facilitarles el informativo para hacer sus bancos de leche, cómo esta debe ser almacenada, cómo transportarla y cómo ofrecérsela al bebé en su ausencia”, agrega la obstetra entrevistada como uno de los puntos más sensibles en esta capacitación. “Hay un desconocimiento de nosotras como empleadas, tanto a nivel público y privado, de que el Código del Trabajo nos respalda en tener un lactario en las empresas para que toda mamita en periodo de lactancia tenga un lugar para que ellas puedan realizar las extracciones”, ilustra la especialista.
En el 2019, los ministerios de Salud y del Trabajo firmaron un acuerdo (003-2019) para la implementación obligatoria de lactarios en empresas privadas. Se trata de salas de lactancia donde las mujeres, además de extraer su leche, puedan guardarla en un sitio higiénico y seguro hasta el momento de retornar a su casa. De acuerdo con un boletín del Ministerio del Trabajo, con fecha a marzo del 2020, existen más de 10.700 salas de apoyo a la lactancia materna en el país.
Una de esas empresas es Femsa, de la corporación GPF que, según un comunicado compartido en el contexto actual, ostenta la distinción de Empresa Amiga de la Lactancia Materna. “Hasta la fecha, la empresa ha instalado 130 lactarios en sus oficinas y puntos de venta a nivel nacional, brindando espacios acogedores y adecuados para sus más de 50 colaboradoras, quienes actualmente viven esta etapa”, asegura la entidad.
Pero, a decir de Morán, aún hay organizaciones que “no cuentan con un espacio adecuado” para este efecto, por lo que las mujeres extraen su leche en los baños. “Si uno no come en el baño, ¿por qué tendría que sacar la leche o el alimento de mi bebé en ese lugar?... Sin un lugar adecuado, ya no soy constante y va a disminuir mi producción de leche, entonces abandonamos la lactancia materna alrededor de los tres meses, cuando sabemos que debe ser exclusiva hasta los seis meses”.
¿Qué más puede hacer la sociedad en general para facilitar el cumplimiento de la lactancia materna? “Hacer conciencia de que es un problema social de todos. Sobre todo las mujeres deben acompañarse, incluso si no son madres, apoyarse, porque en los espacios públicos aún hay personas que denigran a las madres cuando están dado de lactar, ya que su bebé necesita alimentarse. Ya tenemos que dejar de verlo como algo fuera de lo común, sino como algo natural”. (F)