Tomar la decisión de dejar a la familia para trabajar, estudiar o probar suerte en otro país, especialmente cuando se está casado y se tienen niños, es duro, pero también frecuente. En Ecuador, por ejemplo, José Iván Dávalos, jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en este país, dice: “Cada vez es mayor la demanda de salir, es lo que notamos con preocupación”.