A medida que los hijos se convierten en adolescentes, muchos padres empiezan a sentir una especie de desconexión con ellos. Es cierto que la adolescencia es una etapa compleja, no solo por los cambios físicos que trae, sino también por la transformación emocional y psicológica que este proceso conlleva.

Es natural que durante la adolescencia los jóvenes rompan con sus patrones infantiles, porque están desarrollando una identidad independiente que sentará las bases para su futura adultez. A menudos a los padres les parece que su hijo es una persona diferente, que pasó de ser un niño cariñoso a un joven distante cuyos amigos son el centro de su vida.

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Pero es compromiso de los padres seguir siendo una fuente de orientación para sus hijos y salir de este período con una relación fortalecida.

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Así es una relación sana entre padres e hijos adolescentes

¿Cómo mantener el vínculo y una relación sana con nuestros hijos adolescentes? Foto: Shutterstock

Cada relación familiar es diferente y depende de los estilos de crianza, pero en consenso se entiende como una relación sana a la interacción con “apego seguro”. Es decir, una relación donde los padres proporcionan un entorno que equilibra seguridad y libertad, ilustra la psicóloga Carolina Peñafiel, docente e investigadora de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

“Esto implica que los adolescentes perciban a sus padres como figuras accesibles y receptivas, incluso cuando buscan autonomía, evitando el exceso de libertad o permisividad y así mismo la sobreprotección que genera un resquebrajamiento en la relación”, agrega la especialista y, en virtud de la terapia cognitivo-conductual (TCC), añade que una relación saludable incluye el desarrollo de habilidades de comunicación asertiva y la resolución efectiva de conflictos.

“La relación entre padres e hijos adolescentes se caracteriza por respeto mutuo, comunicación abierta y empatía. Los padres establecen límites claros, pero flexibles, adaptándose a la creciente independencia del adolescente. Hay espacio para que los hijos expresen sus emociones, ideas y preocupaciones, sin miedo a ser juzgados, mientras los padres actúan como modelos a seguir y guías en lugar de imponer control excesivo”.

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¿Cómo mantener el vínculo y una relación sana con nuestros hijos adolescentes? Foto: Pixabay

Para eso, reconoce Toyi Espín de Jácome, psicóloga y terapeuta familiar, los líderes de familia deben haber aprendido a manejar sus emociones y, con relación a su pasado, sanado heridas acerca de su crianza, por ejemplo.

“A partir de allí, los padres deben replantearse metas y objetivos educativos, que fortalezcan vínculos afectivos sanos que ayuden a crecer a sus hijos de manera integral. Despojándose de prejuicios, manejando bien una comunicación más abierta y de confianza, sin juicios ni críticas que atenten con el bienestar de los hijos”.

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Para Espín, padres y tutores deben conocer e informarse cuáles son las características de un adolescente y conocer más acerca de ellos, de cómo se relacionan con los demás. De esta manera será posible que los padres e hijos adolescentes entablen una relación más fácil de llevar.

La adolescencia, una etapa complicada

¿Cómo mantener el vínculo y una relación sana con nuestros hijos adolescentes? Foto: Shutterstock

Una verdad universal de la vida es que la adolescencia es una etapa compleja en la vida familiar, pero no por eso imposible de afrontar. “En general todas las relaciones interpersonales son complicadas. Se acentúa más en la adolescencia por ser una etapa con cambios hormonales y a nivel de cerebro”, argumenta Toyi Espín.

Además se debe que los adolescentes buscan su propia autonomía, la presión del grupo influye mucho en sus reacciones y las perspectivas que tienen acerca de la vida.

“En mi experiencia profesional, cuando llega un adolescente conflictuado, las complicaciones surgen en gran medida por las demandas del desarrollo psicosocial del adolescente”, explica Peñafiel.

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Recordemos que en este periodo hay un aumento de la impulsividad y de la sensibilidad emocional (relacionados con la maduración cerebral) que intensifican los conflictos que el adolescente no puede manejar. En esta etapa de búsqueda de identidad e independencia el hijo adolescente cuestionará las normas familiares, y ante un padre o madre que llega agotado de su trabajo, lo percibirán como un desafío a la autoridad.

¿Cómo mantener el vínculo y una relación sana con nuestros hijos adolescentes? Foto: Pixabay

Entre las barreras comunes que desencadenan relaciones complicadas al llegar a la adolescencia están las experiencias tempranas de apego, la presencia de patrones disfuncionales de comunicación (como críticas constantes o evitación) y el manejo inadecuado del estrés parental.

“Los patrones familiares disfuncionales y la falta de habilidades de afrontamiento por parte de los padres también agravan estas tensiones, lo que puede generar conflictos cuando los adolescentes sienten que sus padres no reconocen sus necesidades de autonomía”, añade Peñafiel.

Por añadidura, están los cambios hormonales y emocionales propios de esta fase de la vida. Se intensifican las interacciones, creando tensiones adicionales y conductas adictivas que rompen por completo el vínculo de los hijos hacia los padres.

Volver a conectar con los hijos adolescentes

“Las relaciones sanas no siempre se alcanzan a pesar de que se anhelen, la mayor dificultad son los obstáculos de la comunicación, como redes sociales y cualquier tipo de aparato electrónico. También podemos ver que muchos padres quieren establecer una relación con su hijo adolescente cuando esto debe iniciarse desde temprana edad”, reconoce Peñafiel.

“Las familias que aplican estrategias basadas en la TCC, como la reestructuración cognitiva y la educación emocional, logran relaciones más funcionales y satisfactorias”.

Pero el éxito depende de varios factores, como la disposición de los padres para adaptarse al desarrollo del adolescente, la habilidad para manejar conflictos de manera constructiva y el nivel de confianza preexistente entre ambas partes. Y mucha paciencia.

Este es un trabajo de doble vía, puntualiza Peñafiel, sin imponer o exigir ser escuchados. “Para reconectar es clave que los padres muestren paciencia, disposición para escuchar y un interés genuino en los intereses del adolescente, de allí nacen los acuerdos y compromisos donde reconocer errores pasados y buscar construir confianza puede abrir el camino para una comunicación más efectiva”.

Lamentablemente, la realidad socioeconómica de muchas familias no da el tiempo para que tengan estos espacios. Por eso se debe dedicar tiempo de calidad en actividades que el hijo disfrute, sin criticar o juzgar a sus pares o actividades de interés. Aplicar técnicas significativas de validación emocional ayuda a reducir la resistencia del adolescente y fomenta la conexión.

Claves para una relación sana entre padres e hijos adolescentes

La psicóloga Espín recuerda que la empatía es igualmente crucial en estos tiempos. “La forma de conexión es siendo más empáticos con los hijos, desarrollar un ambiente que genere paz y tranquilidad al momento de pasar por crisis familiares, siendo prudentes y sabios en la toma de decisiones familiares, respetando las opiniones, sentimientos y emociones de los adolescentes que conviven en ese hogar”. Otras claves son:

De igual modo, es vital ser coherentes en los valores, pero sobre todo ser ejemplos como padres, al modelar de una manera genuina, amorosa pero con convicciones firmes, respetando las reglas y normas establecidas para darles un sentido de seguridad y pertenencia a los hijos que se educan en ese hogar. Otras claves son:

- Pedir perdón cuando los padres se equivocan. Mostrarse vulnerables y sensibles ayudará a que los hijos imiten con humildad y sencillez de corazón, conductas de sus padres, que ayudarán a forjar el carácter de cada uno de ellos.

- No forzar la relación, dar espacios para que los adolescentes pregunten, no imponer comunicación en ese momento.

- Respetar su autonomía. A través de esto, ellos están creciendo y descubriendo nuevas formas de comportamiento.

- Compartir intereses en común, ver una película juntos que sea de interés de los adolescentes, un juego de participación, una canción, eso ayudará a cultivar vínculos de amor.

“Pasar momentos juntos es relevante y muy significativo para los hijos adolescentes, el tiempo debe ser de calidad y cantidad. Este ejercicio ayuda en la vinculación afectiva, creando lazos estrechos de seguridad y afirmación, dando lugar a un sentido de pertenencia y identidad. Solo así se evitará adolescentes más inseguros, que no serán presas de manipulaciones sociales que los quieran llevar al fracaso”.

“Es importante identificar una relación distante y una relación donde se ha resquebrajado la confianza o nunca existió una comunicación, ya que los limites pueden ser difusos o extremadamente rígidos”, complementa Peñafiel. Cuando hay distancia emocional por los cambios propios del adolescente es importante que los padres mantengan:

- Comunicación abierta y respetuosa. Priorizar escuchar activamente y expresar pensamientos sin críticas destructivas o comentarios que juzgan lo que hace o con quien se relación su hijo

- Empatía y comprensión. Aceptar los cambios propios que el adolescente está atravesando y cómo pueden hacer que actúe desde su confusión o necesidad de afirmarse y reconocerse.

- Ser cognitivamente flexible. Tener la capacidad de ajustar expectativas y límites según la madurez y las necesidades individuales del hijo, brindándole confianza y oportunidades para que demuestre que puede ser maduro y responsable.

“Finalmente es importante definir si hay patologías graves, consumos o eventos traumáticos que marquen una ruptura de la relación”, recalca la experta. Allí es importante la intervención temprana (ayuda clínica ante patrones de conflicto persistentes); psicoeducación; autorregulación emocional; intervenciones psicológicas; construcción de vínculos y reparación de relaciones. (F)