Cuando usted entró a la universidad, probablemente le pasó como a muchos de nosotros. Fuimos a sondear solos o con compañeros del colegio, decidimos una facultad o escuela pidiendo opiniones a amigos, profesores y familiares, nos inscribimos por nuestra cuenta, y poco después le comunicamos a nuestra familia que habíamos aprobado el preuniversitario o el examen de ingreso y que seguiríamos esa carrera (o no).