A 50 minutos de Quito, en la ladera oeste del volcán Pichincha, está la Reserva Biológica Yanacocha, cerca de la parroquia rural de Nono.

En este bosque altoandino con tramos de páramo, que abarca más de 1.200 hectáreas, la temperatura promedio es de 8 a 19 °C. Está a 3.200 metros sobre el nivel del mar y alcanza los 4.440 m s. n. m. en algunos puntos.

Fue creada en el año 2001 con una misión muy clara, explica Paola Villalba, coordinadora de la fundación Jocotoco: proteger a una especie de colibrí, el zamarrito pechinegro (Eriocnemis nigrivestis), que estaba en peligro crítico y ahora se clasifica en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como en peligro, algo menos grave. Los estudios llegaron a la conclusión de que era necesario preservar un área extensa de bosque para salvaguardar a esta especie.

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Los esfuerzos también beneficiaron a otras especies de Yanacocha, como la gralaria jocotoco (Grallaria ridgelyi), el colibrí pico de espada (Ensifera ensifera) y el llamativo colibrí picoespina arcoíris (Chalcostigma herrani).

Foto: Shutterstock

Para ayudarlos hubo que sembrar, en este caso, plantas nativas cultivadas en el vivero de la reserva o adquiridas en un vivero de mujeres de la comunidad de Alambi. Uno de los mayores orgullos de Yanacocha, según el relato de Villalba, es un bosque de Polylepis pauta, una especie también amenazada por la pérdida de hábitat.

El involucramiento de las mujeres de Alambi (que también tiene su reserva) en la conservación de Yanacocha forma parte del concepto de ecoturismo que proponen Jocotoco y otras organizaciones, que no es solo la idea de ir a disfrutar de la naturaleza un fin de semana, sino de colaborar con la población alrededor de los bosques y parques, sostener de cualquier forma posible sus emprendimientos.

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“Tenemos 24 años trabajando ininterrumpidamente. Recibimos visitantes ecuatorianos todo el año y en temporada alta hay muchos visitantes extranjeros, amantes de la naturaleza, observadores de aves y fotógrafos”.

La gralaria jocotoco habita en el bosque nublado andino de Ecuador. Foto: Shutterstock

Sí, la actividad más enriquecedora para el visitante será el avistamiento de aves. A las mencionadas se agregan la pava andina, el cóndor andino, la becasina imperial y el picocono gigante. También la gralaria leonada, gralaria rufa, gralaria ondulada y gralaria coronicastaña y el alazafiro grande.

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En cuanto a mamíferos, allí habitan el oso de anteojos, el zorro andino, el coatí andino de occidente, la paca de montaña, el ciervo enano, la corzuela roja pequeña, el ocelote y el puma.

Y por estas razones, Villalba espera que los turistas entiendan que una de las reglas de Yanacocha es que no se puede llevar animales domésticos. Tampoco es posible usar la bicicleta dentro de la reserva, pero la guía nos comenta que es muy común ver en los senderos más exigentes a quienes están en entrenamiento o aclimatación para trekking y escalada.

“Muchos quiteños, estando tan cerca, no conocían Yanacocha”

Para los trabajadores de Yanacocha ha sido alentador en los últimos años, luego de la pandemia, ver cada vez más ecuatorianos. “De hecho, muchos quiteños no la conocían. Estamos interesados en que la gente venga, conozca y aprenda el trabajo diario en favor de la conservación de los ecosistemas, de los hábitats y de las especies amenazadas en el Ecuador”.

A ellos se han sumado empresas ecuatorianas: constructoras, farmacéuticas, aseguradoras y concesionarias de vehículos que están desarrollando responsabilidad ambiental y quieren aportar. “Se han convertido en voluntarios, en donantes, en voceros; han venido a hacer trabajos de reforestación junto con nuestro equipo”.

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Foto: Shutterstock

¿Cuánto dura el recorrido? Depende de cuánto quiera usted caminar. “Puedes hacer el sendero infantil en 20 o 30 minutos, en un bosque de Polylepis precioso; o la trocha inca de 2,5 km (la meta es el jardín de colibríes), con una vista de toda la cadena montañosa y las laderas del Pichincha”. Villalba dice que ese sendero puede tomar dos horas, pero su ventaja es que es totalmente plano, apto para personas con dificultades de movilidad.

El sendero de Polylepis puede tomar tres horas, y el de la cascada es para quienes quieran caminar hasta cinco horas. “La gente sube al Pichincha por aquí, de seis u ocho horas, sin problema”.

Reserva Yanacocha, abierta todos los días del año

¿Qué llevar? Ropa abrigada e impermeable; hay que asumir que lloverá. Lleva calzado para trekking, los senderos son fangosos y resbalosos. Si vas con el avistamiento de aves como objetivo, lleva tus binoculares y llega temprano. En Yanacocha, cada persona se lleva la basura consigo.

Detalle importante: al ingreso de la reserva está el Café Yanacocha, que ofrece platos tradicionales en su restaurante, pero también ha creado una zona para acampar, tiene un centro de interpretación, indica qué senderos son autoguiados, aloja un jardín de colibríes, coordina el acompañamiento de un guardaparques y el parqueo, entre otros servicios

Está abierto todos los días, dice Villalba, “especialmente en los feriados que son cuando más visitas tenemos”. El horario de actividad es de 08:00 a 15:00 por varias razones, entre ellas, las condiciones climáticas (el bosque se nubla a partir de esa hora) y la baja de la temperatura. Por eso, el último ingreso es a las 13:00.

Costo de la entrada: $ 5 para adultos ecuatorianos, residentes y ciudadanos de la comunidad andina; $ 2,50 para niños (5 a 11 años) y adultos mayores; $ 15 para extranjeros. En redes: @fundacion.jocotoco. Reservas al 099-244-0038. Se puede ir sin agendar, pero si tu idea es comer en el restaurante, es imperativo hacer una llamada. Para grupos y recorridos más estructurados, es posible visitar la página Jocotoursecuador.com o escribir a info@jocotoursecuador.com.

Instrucciones para llegar: hay que tomar la avenida Occidental, subir el paso a desnivel de la avenida Machala e ingresar al barrio Mena del Hierro, en la vía a Nono, por la que se avanza 9 kilómetros. Después de pasar la iglesia Rundupamba se ve un letrero que indica la ruta hacia Yanacocha y un camino de piedra que se inicia a la izquierda de la vía. Por allí hay que continuar por 8 kilómetros hasta llegar a las instalaciones de la Empresa Municipal de Agua Potable de Quito (Epmaps) y continuar por 2 kilómetros hasta llegar a la entrada de la reserva. (I)