Si bien la mayoría de activistas por el clima centran sus esfuerzos por la reducción de las emisiones de carbono para mitigar los efectos del cambio climático, en materia de construcciones urge implementar más prácticas sostenibles debido a la contaminación que ciertos hábitos anticuados generan.
Un artículo del Centro de Transformación Urbana del Foro Económico Mundial, cuya misión es promover la colaboración público-privada en las ciudades para permitir comunidades y economías locales más sostenibles, inclusivas y resilientes, observa con preocupación la generación de grandes volúmenes de residuos líquidos que produce la limpieza de las herramientas utilizadas en el sector de la construcción.
La previsión es que hasta el 2060 la superficie edificada mundial se duplicará. “Esto equivale a añadir una ciudad entera de Nueva York al mundo, cada mes, durante, 40 años”, señala el artículo.
En momentos en que el mundo se enfrenta a la escasez de agua dulce, la limpieza adecuada es crucial no solo para el ahorro del recurso, sino para evitar la contaminación en las cuencas hidrográficas.
El problema de los residuos líquidos de las obras ha pasado desapercibido porque los esfuerzos de construcción verde se han orientado hacia la elección de materiales sostenibles y tecnologías de construcción que generen eficiencia durante la vida operativa del edificio, pero las prácticas de construcción in situ han sido objeto de menor preocupación. La realidad es que estos residuos líquidos son contaminantes y se vierten en los sistemas de alcantarillado por lo que se requiere la innovación tecnológica en este sentido.
La previsión es que hasta el 2060 la superficie edificada mundial se duplicará. “Esto equivale a añadir una ciudad entera de Nueva York al mundo, cada mes, durante, 40 años”, señala el artículo.
Puede gestionarse
Un estudio de las universidades de Western Sydney y Deakin que cita el artículo, verificó los volúmenes de residuos que registra y elimina Washbox, uno de los ganadores del reto innovador Yes SF Uplink que ha permitido lograr en la ciudad de San Francisco revolucionar la gestión de residuos líquidos en la industria de la construcción.
Estos residuos contienen microplástios, dióxido de titanio, tintes y diversas sustancias químicas y toxinas procedentes de los acabados a base de resina y mampostería utiizados en los edificios, como pintura, tinte, yeso, lechada, adhesivos y compuestos de parcheo.
El sector de la construcción, asegura el Centro de Transformación Urbana, obliga a los trabajadores a autogestionar estos residuos o a instalar bidones conectados a la red de alcantarillado o fregaderos.
La contaminación por residuos líquidos y el volumen de sólidos que se desprenden de las herramientas y se vierten en las cuencas hidrográficas locales equivaldrían entre el 7% y 10% del volumen de líquido y hasta 40 toneladas en un gran proyecto de construcción.
De allí que Washbox, para evitar que la contaminación llegue a la cuenca, sustituyó los bidones de aguas conectados al alcantarillado y a través de una estación de lavado de circuito cerrado recicla continuamente un pequeño lote de agua de su depósito para lavar diariamente las herramientas de los trabajadores.
El agua se purifica por el sistema tras la eliminación automática de los sólidos residuales que se lavan de las herramientas. Los residuos sólidos se secan en una serie de bolsas filtrantes y se eliminan de forma responsable como sólidos.
De acuerdo a las mediciones realizadas se ha evitado verter al alcantarillado 735.000 de litros de agua contaminada y capturar más de 35 toneladas de sólidos arrastrados como pintura, yeso y lechada.
Ya existen iniciativas de innovación tecnológica que reemplazan los bidones de agua conectados al alcantarillado por sistema de purificación y la eliminación de sólidos residuales.