En la sala de la casa, Victoria Mosquera hace las veces de directora de orquesta frente a su nieto, un niño que está cerca de terminar la primaria e intenta afinar una exposición sobre la historia de Egipto. Mientras más le corrige, más orgullosa se siente de su muchacho. “A ver, mijito, párese recto, está encorvado, está hablando muy bajo, ese dato está mal, esa fecha no es”.