La cuarta temporada de MasterChef Ecuador (Teleamazonas) puede que haya sido una de las más inflamables en su historia. Llanto y confrontaciones entre los cocineros rebosaron en medio de las rondas de retos culinarios.

En el mero punto de cocción del drama estuvo el concursante Jamil Faour, pero él no fue el único. El marketero guayaquileño, de 28 años, se sincera en esta entrevista sobre su paso en el concurso de cocina y, sobre todo, aclara los roces y malentendidos que lo llevaron de ser uno de los participantes más odiados de la competencia, a ser el ingrediente más apreciado entre sus compañeros (menos por una), los “fiu fiu” y los “de barrio”, hacia el final.

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Jamil y su adorada mascota Darko. Foto: Marco Vera Argüello

El entusiasta cocinero aficionado también está consciente de que su participación le generó casi la misma proporción de seguidores y haters en redes sociales. Pero él no tiene tiempo ni cabeza para eso. En su horizonte cercano está el aprovechar la exposición que ha cocinado gracias al reality para seguir impulsando su negocio gastronómico Maison Faour.

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¿Cuál ha sido el efecto de Masterchef Ecuador (MCE) en tu vida?

Entré a Masterchef no tanto por el premio, sino para dar a conocer lo que hago en mi emprendimiento Maison Faour, donde hago cenas, degustación de productos, doy clases de cocina. Más que nada me ha ayudado en darme más exposición.

Masterchef era un sueño para mí, desde hace 10 años. Estaba en Pamplona, en plena temporada de exámenes y descubrí Masterchef y, literal, me quedaba días frente al televisor viendo. Regresé a Ecuador después de la pandemia, vi la tercera temporada y me dije “Voy a ir a la cuarta”. Y fui, para divertirme, fui a cocinar, fui a hacer lo que me gusta.

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Jamil cumplió su sueño de conocer a la chef Carolina Sánchez. Foto: El Universo

¿Crees que al ser uno de los concursantes con más experiencia, los jueces fueron más rígidos contigo?

Totalmente. Y no se los recrimino. Mucha gente piensa que el chef (Jorge) Rausch tiene una mala relación conmigo y no es así. Dentro del estudio y frente a las cámaras era duro, pero fuera de cámaras era otro. Nos llevábamos bien, le podía preguntar de gastronomía y él me respondía con total sinceridad. Muchas de las conversaciones que hemos tenido, y que no aparecen en el show, me dieron a entender que él esperaba mucho más de mí. Y por eso nunca me lo tomé mal.

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Rausch fue el más duro contigo, entonces.

Sí, pero no era al que le tenía miedo. Le tenía miedo a la chef Carito (Carolina Sánchez). Me metí a MCE también para conocerla, porque quería aprender de ella. Y me daba mucho pánico cuando me daba una mala evaluación (risas).

¿Cómo te sentías al ver las declaraciones de tus compañeros, en los ‘entrevistaderos’ (entrevistas individuales), cuando viste el show mucho después?

Es una realidad alterna a lo que vivimos. Lo que en el show salió no necesariamente es lo que pasó, en cuanto a las relaciones. Siempre hubo cosas pequeñas que marcaron la diferencia y siento que lo obviaron. Lo que más me shockeaba eran las entrevistas de Alexandra (Torres), me daba una cólera, no podía creerlo. Realmente era una Diabla.

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Pasaste de ser uno de los más “odiados” de la competencia a ser el participante con quien la mayoría hizo alianzas hacia el final. ¿Cómo se dio ese camino de redención?

Al principio me llevaba con Sol (Vargas), David (Moreno), el Ajicero (Andrés Bastidas) y Victoria (Patiño). Pero luego empezó el drama en la casa y decidí alejarme de todos... Personalmente puedo decir que no fui a atacar a nadie, fui a cocinar, fui a hablar de gastronomía, pero si me preguntaban mi opinión en el ‘entrevistadero’, tenía que responder. Pero no dije nada de malo, ni dije nada de mala fé. Excepto lo de las cacatúas (risas), por cómo se reían Sara (Arana) y Sonnia (Vásquez).

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¿Qué partes de las peleas fueron reales y qué parte fueron show?

Todo fue real. Con Sara todo empezó por la receta de los brownies. Justo un día nos reunimos en su cuarto los “de barrio” y yo, y ellos le alabaron sus brownies. Le pregunté cómo los hacía. No es que me dio la receta, no me dio cantidades. Cuando fue el capítulo del aguacate (episodio 40, 20 de enero), Sonnia empezó a decir que le había robado la receta y Sara no lo desmintió… Después de esa pelea fueron desencadenándose otras. Simplemente ya no nos estábamos soportando.

¿En qué momento se amistaron nuevamente?

Creo que todo pasó por el TOP 12, cuando se fue Sol. Me disculpé con todos, porque pensé que me iba. La “alianza” se consolidó después de la muerte de la sobrina de Johanna (León), ahí me arreglé totalmente con Sara y Sonnia. Les dije “Johanna está pasando por algo mucho peor de lo que nos ha pasado a nosotros”. Ellas eran con las que más convivía y no valía la pena (la pelea). Y nos pusimos de buenas, aunque creo que no me creían al principio, porque pensaban que era estrategia.

En medio de estas peleas, ¿te sentiste el villano del show?

Nunca me sentí el villano, para ser villano uno tiene que sentirse malo. Creo que siempre me caractericé por decir la verdad y decir las cosas en la cara de todo el mundo, eso no es ser villano. Yo era el antihéroe, porque a nadie le gusta que lo confronten, que le digan las cosas con frontalidad, lo toman a mal. Soy un gusto adquirido y creo que eso se dieron cuenta mis compañeros.

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¿Quién fue el verdadero villano?

Hubo dos villanas. ‘Azulita’ (Katherin Santana), quien fue la que empezó con el tema de clases sociales. Al principio todos nos llevábamos bien, pero ella le lavó la cabeza a los “de barrio”, diciéndoles que (los “fiu fiu”) hablábamos mal de ellos en los ‘entrevistaderos’, y si vieron el programa, nunca hablamos mal de nadie. Y luego decía que nos faltaba humildad, que nos sentíamos mejores que los demás. Ella creó un resentimiento que no existía. Y la otra villana es Alexandra. La editaron demasiado bien para lo que de verdad era. Quitaron muchas de las cosas que hubiera hecho que el público explotara contra ella.

¿Te fumarías la pipa de la paz con Alexandra?

Nunca.

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¿Te pidió las disculpas que querías por los comentarios sobre tu salud mental?

La única que me pidió disculpas fue Victoria. Hablamos y parece que hubo un malentendido por su parte. Pero Alexandra sí empezó a decirle a todo el mundo que yo era bipolar, tripolar, que tenía trastorno de personalidad, que estaba trastornando a todos… Siempre fue una guerra psicológica lo que ella tuvo conmigo. Al principio decía que yo no sabía cocinar, que ella no entendía qué hacía yo ahí, que mi nivel de cocina era bajísimo… Siempre trató de enemistarme con mi grupo.

¿Crees que los cocineros de MCE se veían de una forma en cámara y de otra forma fuera de ella?

Totalmente. Sol no es para nada como la pintan. Es una chica demasiado inteligente y en el programa la pusieron como la “hija de papi”, como la niña que no sabía hacer nada. Sol estudia ingeniería en alimentos, sabe mucho. Me sorprende ver a Sol como ese personaje.

¿Estás disfrutando de haberte convertido en un personaje mediático en redes sociales?

Como yo hago marketing, sabía desde el programa que me iba a llegar mucho hate. Apliqué la de “si ya están hablando de ti, dales de hablar”.

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¿Cómo aconsejarías a otros manejar el odio en redes sociales y así caer en la provocación?

Tienes tres opciones. Lo que hizo Alexandra, que fue no retractarse de nada y ser odiada por todo el Ecuador. La otra es lo que yo hice, que fue trollear a todos y ser sarcástico. Y la tercera es la de Victoria y Santiago (Barzallo), que fue no decir nada. Las tres funcionan.

Contaste en otra entrevista con EL UNIVERSO que a veces tienes episodios ansiosos. ¿Esta excesiva atención que recibes en las redes no está incidiendo en eso?

No, porque yo decido qué veo y qué no. Tengo mi agenda, yo sé manejarme. Creo que peor estrés he manejado en un trabajo que tuve en Barcelona siendo CMO (chief marketing officer o director de marketing) de una empresa por todo lo que tenía que responder, que viendo mis redes sociales. A mí no me estresa el hate, porque la gente no me conoce, o simplemente son fanáticos, no ven lo que hay detrás..

¿Te arrepientes de alguna cosa que ocurrió en MCE, cambiarías algo de tu participación?

Sí me arrepiento de bajar a Henry (Alvarado, ganador de esta temporada) del balcón (episodio 24, 29 de diciembre), hubiera bajado Alexandra. Lo hice así, porque tenía la esperanza de que David volviera de Tiempo Extra. Entonces dije “no le voy a mandar a alguien bueno a Tiempo Extra, para que pueda volver”. Entonces, ese había sido mi pensamiento. (E)