El miércoles 4 de agosto, Ecuador rindió un homenaje popular a las pesistas Neisi Dajomes (medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio), Tamara Salazar (medalla de plata) y Angie Palacios (diploma por sexto puesto) a través de un recorrido por las calles de Quito en un bus convertido en una hermosa obra de arte gráfico que estuvo a la altura de tremenda ocasión.
El ilustrador Gabriel Fandiño estuvo a cargo de ese trabajo que nació de una manera singular. “El día en que Neisi Dajomes ganó su medalla, hice un dibujo-tributo que colgué en redes sociales y se viralizó. El equipo de la campeona lo vio, le gustó y se comunicó conmigo para invitarme a realizar el brandeo del bus en el que las campeonas iban a ser recibidas en Ecuador y en el que iban a realizar su traslado por Quito y otras ciudades de la Sierra. Opté por realizar sus retratos a gran escala, triunfantes, cubriendo todo el bus”, señala este artista gráfico que ha cubierto varias áreas de la comunicación.
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¿Qué consideró importante destacar en ese diseño?
Creo que fue el poco tiempo de ejecución. Lo hablamos un día martes y al día siguiente ya estaba implementado sobre el bus. Quedó muy bien.
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¿Recuerda alguna anécdota sobre sus primeras incursiones en el arte?
De niño, mis profesores se quejaban de mis cuadernos, llenos de dibujos hechos en clase en vez de los dictados del día. Mis compañeros me empezaron a pedir que les regalara dibujos, y esa fue mi forma de integrarme, de salir de mi burbuja, pues en la escuela yo era un muchacho apático, sin mucho que decir.
¿Cómo se capacitó?
Ingresé en el Colegio de Bellas Artes de Guayaquil. Siempre es un paso importante capacitarte en aquello en lo que tienes talento, y en el caso de los artistas jóvenes llega el momento en el que se necesita una dirección para dar algo de orden a las destrezas empíricas. Sin embargo, en aquellos años formativos no sentí que el arte o el diseño fuese lo mío, así que cuando llegó el momento de tomar carrera opté por Sistemas y Computación, que era lo que realmente me interesaba.
¿Cómo comenzó su carrera profesional en el arte y el diseño gráfico?
A mediados de los años 90, un gran diseñador editorial, como lo es Vladimir Torres, estaba buscando ilustradores jóvenes para trabajar en Granasa (diario Expreso) (1996-1999). Entré al mundo editorial siendo todavía un estudiante de 16 años. Me empapé en el aspecto de diseño y visual, pero también me empezó a llamar la atención lo periodístico. Desde esa época aprendí a combinar el rigor del periodismo con lo visual, de cuya combinación nace la infografía periodística, campo en el que me especialicé. Luego pasé a trabajar en Diario EL UNIVERSO, por un total de 21 años, donde definitivamente me decanté por la infografía periodística como ámbito de trabajo. Allí terminé de formarme con Pablo Ramírez Bañares, infografista español (recién fallecido), uno de los mejores del mundo en ese campo. Con Pablo estuve en España, en la Universidad de Navarra, en el epicentro mundial de la infografía. Allí, como jefe del equipo de infografía que el director del Diario, Carlos Pérez Barriga, formó para EL UNIVERSO, obtuvimos un premio de infografía periodística, el primero en ese csampo que Ecuador tuvo en su historia.
¿Qué se considera: artista, artista gráfico, ilustrador…?
Dentro del mundo del diseño domino algunas áreas: diseño editorial, diseño publicitario, además de la infografía, etc. Incluso en los últimos tiempos me he dedicado a dar talleres a jóvenes donde hago coaching basado en el diseño, pero mi base es la ilustración y es donde me siento más cómodo.
¿Cómo vivió el paso hacia las herramientas digitales?
Yo empecé profesionalmente a mediados de los 90, cuando las primeras versiones de softwares de diseño empezaban a abrirse camino. Fui un “nativo digital” en ese sentido. Pero mi base siempre será el papel. Yo propongo en mis talleres que un artista, ilustrador, diseñador, en fin, un comunicador visual debe bocetear primero sobre el blanco de una hoja, a lápiz, para plantear su proyecto, con sus obstáculos y soluciones. Creo que el 95 % de un buen trabajo visual se resuelve en el boceto. El 5 % restante corresponde a la ejecución, ya sea en computadora o cualquier otro soporte. Grandes ideas han nacido del boceto en una servilleta.
¿Qué aprendió en sus años como artista gráfico en prensa?
Aprendí a ser muy crítico y cuidadoso con mi trabajo. Un diseño o ilustración es susceptible de ser corregido (incluso cambiado totalmente) antes de su publicación. Debes ser un comunicador visual objetivo, pues una ilustración o diseño editorial es una herramienta para transmitir un mensaje claro. Un buen reportaje puede arruinarse por un concepto gráfico pobre.
¿Cómo nació su inclinación por el mundo cómic?
El cómic es un hobby culposo, pues hay que invertir bastante para tener una buena colección. He realizado mis propios cómics, aunque nunca los he publicado (en el 2015 presenté mi primera novela ilustrada, trata sobre zombis en el Guayaquil antiguo, la publiqué bajo el seudónimo de Décimo Quevedo). En el 2019 fui invitado como ilustrador a la Comic Con de la ciudad y pude compartir con los entusiastas del noveno arte. Me preguntas sobre mis personajes favoritos, y te digo que prefiero a Marvel sobre DC. No tiene que ver con las películas, soy fan de ese universo en los cómics desde mucho antes.
¿Qué trabajos relevantes ha hecho como diseñador freelance?
En términos de los que me han gustado mucho, puedo nombrar el diseño e implementación de las áreas infantiles y juveniles de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guayaquil durante los últimos cinco años. El primer año ilustré el Quijote en grandes paneles para los niños, al año siguiente diseñé una instalación inspirada en la obra del autor inglés Roald Dhal (Charlie y la fábrica de chocolates, 1979).
En las siguientes ediciones recreé los mundos fantásticos de Julio Verne (un trabajo muy satisfactorio, pues soy fan de Verne), los monstruos literarios como Frankenstein y Drácula, etc. Tuve libertad creativa, y me la pasé muy bien, gracias a la apertura de los organizadores de la FIL, a Expoplaza, y al equipo de la empresa La Otra Fiesta, quienes implementaban los espacios.
¿Sus pasatiempos están relacionados con el diseño?
Mi hobby personal dentro del dibujo y diseño es la creación de pósteres de películas que nunca existieron (algún día quisiera hacer una exposición al respecto). También me he aficionado durante los diez últimos años a la investigación histórica, producto de lo cual tengo listos dos libros de esa temática para ser lanzados este año.
¿Cómo llegó a interesarse en la investigación histórica?
Si no me hubiera dedicado a la ilustración y el diseño, seguramente me habría dedicado al trabajo de archivo y, además, a la lectura de documentos antiguos (paleografía). En los últimos 10 años lo he hecho de manera empírica y con la ayuda de profesionales en eso. A la par nació el gusto por la historia, especialmente la época de la independencia, ya que los libros de historia no respondían las preguntas que me formulaba sobre ciertos hechos y personajes.
Entonces me dediqué a ir a los archivos a investigar. De esa investigación nacieron artículos que he publicado en EL UNIVERSO y, sobre todo, dos libros en coautoría con el historiador machaleño Nécker Franco, que espero publicar en este año. Los textos se enfocan en los guerrilleros de la independencia de este territorio, tema que no había sido tratado adecuadamente, y contienen amplia documentación que hallé en Venezuela, Colombia y Ecuador.
¿Qué aconsejaría a aquellos jóvenes que desean destacarse en el arte gráfico?
Los jóvenes que quieran ser comunicadores visuales, deben convertirse en su propia marca. Busquen su voz; todos tenemos alguna cosa rara positiva que hace distinguirnos de los demás. Cuando yo empecé, lo único que te permitía ser conocido era publicar tus trabajos en una revista o diario. Todavía sigue siendo relevante, pero ahora tenemos también el poder de las redes sociales. Muestren su trabajo al mundo y no teman ni se hundan por la crítica, ni siquiera por la “destructiva”. Lean bastante (no solo obras de diseño, también literatura, cómics, etc.), vayan al teatro, no se pierdan exposiciones y vean muchas películas. Son actividades formativas (aparte del estudio formal) que maduran tu criterio y conforman tu archivo mental como artista, al que podrás recurrir como herramientas de inspiración para realizar propuestas. (I)