Ser valiente y bondadosa fue el consejo que la mamá de Cenicienta le dejó a su única hija poco antes de morir y que le serviría de guía para navegar un mundo cruel donde no todos querrían lo mejor para ella.

Y, pese a que la cantante, modelo y actriz guayaquileña Carolina Aguirre Pérez, de 31 años, no habita un cuento de hadas (aunque definitivamente podría), su carisma y trato hacia los demás la convierten en alguien valiente y bondadosa.

¡Como si no hiciera falta valentía para llevar la bandera de un país a un certamen como el Miss Universo! Y suficiente bondad y humildad para aceptar los resultados y seguir con la frente en alto.

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Tras haber sido coronada Miss Ecuador en 2012, Carolina está lista para convertirse en una nueva princesa de Disney: Rapunzel, para la obra infantil y musical que se presentará en la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar a partir del viernes 15 de diciembre.

Énfasis en ‘una nueva princesa’, pues el año pasado su natural cabello rubio se volvió platinado para interpretar a la top de la princesas modernas (si les preguntan a los niños): Elsa (de la película Frozen) en el Royal Christmas Concert que se presentó en el mismo escenario.

Sus hijas Emilia y Luciana, fruto de su matrimonio de seis años con Jonathan Vélez, son sus principales fanáticas. “¡No creen en nadie! Sus caritas brillaban”, recuerda Carolina durante una entrevista con este Diario mientras la preparan para nuestra sesión de fotos.

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Fotos: Jorge Itúrburu.

El año pasado me vieron en una función como Elsa y no sé qué habrán pensado porque ellas veían a mis otras compañeras princesas y de verdad sentían que estaban conociendo a la princesa de la película, entonces no sé cómo habrán justificado en su cabeza que yo, su mamá, era Elsa. Tal vez pensaron que yo llegué desde Arendelle y después me cansé y me uní al mundo real”, bromea.

“Pero les encanta porque sienten que yo soy parte del juego”. De hecho, para asistir al estreno de Rapunzel sus hijas han decidido que se vestirán como Ariel (La Sirenita) y Anna (la hermana de Elsa).

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Las princesas son, en realidad, uno de los amores de Carolina, igual que las Barbies, a quienes les hacía vivir temas de telenovela (hasta líos entre hermanas gemelas cuando tenía una Barbie repetida).

“En esta entrevista te voy a decir todo lo que me gusta de Rapunzel, pero si me hubieran ofrecido el papel de Bella o Blancanieves, cualquier otra, habría estado igual de contenta. Se siente maravilloso, me transporta a ser una niña otra vez y sentir que puedo hacer lo que yo quiera”.

Una candidata llena de talento

Su vocación musical la heredó de su madre, la cantante argentina Mariel Córdoba, y de su tío Nerio David.

Ser cantante se convirtió desde pequeña en su sueño personal y como toda millennial, gustaba del pop y escuchaba a Christina Aguilera y a Britney Spears. “Amo cantar baladas y tengo por allí algunas composiciones propias que todavía no han visto la luz”, confiesa.

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Fotos: Jorge Itúrburu.

Fue su anhelo darse a conocer para luego construir una carrera musical lo que la motivó a presentarse al concurso Miss Ecuador en 2012, en el que resultó ganadora.

“Eran las amigas de mi mamá quienes me decían que tenía que entrar al Miss Ecuador y yo realmente no entendía a qué se referían hasta que el concurso se hizo aquí (en 2004) en Quito y vi el papel que hizo María Susana (Rivadeneira)”, recuerda. “Entré al casting para ver qué pasaba y quién diría que me iba a terminar gustando tanto cada etapa de esa experiencia (...). Ir al Miss Universo es algo maravilloso, sabes que nunca se va a repetir y si cierro mis ojos aún me puedo imaginar allí”.

Al año siguiente, en 2013, Carolina triunfó al ser coronada como Miss Continentes Unidos, certamen que también la reconocíó como Mejor Rostro entre sus compañeras.

Pronto, los roles se invirtieron y en 2017 fue Carolina quien se sentaba ahora en la silla de jurado para evaluar a los concursantes del reality televisivo Ecuador tiene talento, transmitido por Ecuavisa desde el Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro.

Durante su paso por esa producción, Carolina también decidió mantenerse valiente y bondadosa.

“Allí experimenté lo que significaba ser parte de un programa, pero más tipo show y que lo recuerdo como una experiencia maravillosa porque ves tanto talento y te involucras con la vida de los participantes y sus sueños, pero al mismo tiempo es un show y de los jueces también se requería un poco de show”, revela. “Y me tuve que negar muchas veces a fingir que me gustaba alguien o que me gustaba recibir un piropo o incluso hacer comentarios negativos de los jueces anteriores para que se comente al respecto en los programas de farándula. Me tuve que negar, pero sí sentía la presión porque nunca van a dejar pasar en televisión la oportunidad de generar más rating”.

Carolina sigue teniendo hoy a Ecuavisa como su casa televisiva como anchor de Panorama internacional (junto con Emilio Pinoargote), que se transmite todos los domingos.

En septiembre de este 2023 también fue invitada al matinal En contacto. Aparecer en ese espacio, explica, la ayudó a proyectar su imagen en redes sociales y sumar seguidores.

“Es diferente a compartir un espacio teatral. Sí tuve experiencias, muy atrás en el pasado, de tener que lidiar con egos y rivalidades innecesarias. Mis experiencias en el teatro han sido diferentes en ese sentido, hay mucho más compañerismo”.

Sin miedo a lo desconocido

Para Carolina, lo que resalta de Rapunzel es su gran esperanza por una realidad que ni siquiera ha visto, pues siempre ha permanecido encerrada en su torre.

El optimismo es algo a veces nos falla a todos”, afirma. “Incluso a mí, porque cuando me toca enfrentarme a la incertidumbre, la ansiedad puede hacer que me imagine escenarios catastróficos que nunca ocurren, pero Rapunzel no conoce el mundo exterior y ya le han sucedido varias desgracias, pero siempre está sonriente y con una actitud positiva. Ella nunca duda sobre qué cosas buenas le van a llegar y esa determinación nadie se la quita. Es un ejemplo interesante para adultos y niños por igual”.

Bajo la dirección de Gabriela Andrade, Carolina compartirá el escenario con Gilliam (Gigi) Mieles como la antagonista madre Gothel y más de 30 artistas, incluyendo a Fabo Doja, Ariel Zöller y Anaís Rodríguez

“Encontrar el personaje en mí también fue un proceso interesante, la interpretación de sus líneas, su voz y su acento, porque yo tengo mi acento guayaco marcadísimo”, ríe.

Otro desafío para Carolina han sido las secuencias de baile, con coreografía completas. “¡Me toca bailar en serio! Además de cantar y actuar. Y me siento muy feliz porque me estoy encontrando con un parte de mí que creía ya olvidada”, comparte la aficionada al crossfit y quien siempre apunta a entrenar 5 veces a la semana (aunque la vida y el ritmo familiar no siempre se lo permite).

El viernes 15, sábado 16 y domingo 17 de diciembre, el público podrá tener un poco de la magia de su faceta de princesa, aunque el verdadero afortunado sigue siendo su príncipe azul, su esposo Jonathan.

¿Estás escuchando, Jonathan? Tu esposa es una princesa”, dispara poco antes de caminar hacia el vestidor para su primer cambio de vestuario. “Él es lo máximo. Me ama en mis ataques de ansiedad, cuando estoy mal dormida, de mal humor, despeinada, con ojeras, sin maquillaje, me ama en mis momentos más oscuros y en mis peores estados de ánimo. Siempre me apoya. Así que si me quiere en mis momentos de ansiedad también me merece como princesa Disney”.

Las entradas para ver Rapunzel cuestan $ 55, $ 35 y $ 20.