Hay lugares que parecen sellar nuestro destino. Ya se trate de una avenida, un café, una estación, la orilla de un río o un lago, una esquina, la parada de un metro o el camino que recorríamos a diario para llegar a algún sitio, en estos o en otros lugares públicos similares, nos puede sorprender un momento, un instante, unos minutos, en que sentimos que algo cambió en nuestras vidas, una decepción, un descubrimiento, un encuentro, una despedida, una revelación, un testimonio.