Un periódico que busque cumplir con propósitos nobles puede ser comparado con el Sol que, muy temprano cada mañana, llega para brindar su luz y calor al mundo. “El periódico no es…, como a simple vista parece, un mero portador de noticias y un simple vehículo de anuncios, comentarios y frivolidades con las que suele salpicarse sus páginas, y que se asoma por la mañana y desaparece por la tarde, para verificar igual operación al otro día y repetirla en la sucesión indefinida de los días y los años. Pudiera decirse que como el Sol, el periódico sale y se pone, y que, como aquella fuente infinita de luz, calor y vida, el periódico es tan útil como debiera ser eterno, porque es el resorte maravilloso del dinamismo material y espiritual de los pueblos…”.