Tengo 57 años, soy docente de colegio, mi esposa tiene 42. Ella es contadora, es muy inteligente, bonita; tenemos tres hijos, uno adulto y dos adolescentes. Somos unidos, felices y esta pandemia nos ha unido más, porque tengo tiempo para el hogar. Ella trabaja cinco horas y su lugar de trabajo es cerca de casa. El asunto es que cuando quiero invitarla a tener relaciones íntimas siempre me rechaza, aduciendo que está cansada, y cuando lo hacemos siento que la fuerzo. Antes me permitía acariciarla, ahora no. A veces es despectiva, me saca en cara mis errores, lo cual considero que está bien, así tomo los correctivos; pero me preocupa su rechazo. ¿Qué puedo hacer? ¿Y si ella está pasando una crisis y no quiere decirme? A veces sospecho de una tercera persona, pero luego me arrepiento, porque no creo que llegue a ese extremo. Le agradecería mucho sus consejos.
Jaime,
Guayaquil