Los cruces de frontera son espacios singulares donde los trámites migratorios pueden convertirse en una pesadilla. Así son mis recuerdos en el Centro Binacional de Atención Fronteriza (Cebaf) de Aguas Verdes, ubicado después de cruzar la frontera sur para ingresar a Perú (provincia de Tumbes), con jornadas en las que consumía ingratamente alrededor de 3 horas como triste partícula de una fila que avanzaba como oruga para llegar al counter, donde finalmente pude registrar mi salida de Ecuador y, en la ventanilla contigua, el ingreso a nuestro vecino del sur. Además de requerir una hora extra para obtener el permiso de circulación de mi vehículo particular.