Mientras que Quentin Tarantino y su Érase una vez... en Hollywood salieron triunfantes en la entrega de los Globos de Oro, Martin Scorsese y su cinta El irlandés se tuvieron que ir a casa con las manos vacías. La gran sorpresa: Sam Mendes que se llevó los premios a mejor director y mejor película dramática por 1917, reconocimientos que ni siquiera él mismo esperaba.