La medicina es una profesión que muchos escogen para servir a los demás, para ayudarles en su calidad de vida. Así también lo cree Geovanny Padilla Mora, de 33 años. “Pero era muy flojo a la idea de ver sangre o abrir un cuerpo”, recuerda. En lo que no era flojo, eso sí, era para los números, y por ellos se decantó cuando escogió la carrera de Ingeniería en Electrónica y Telecomunicaciones, en la Espol.

Sin embargo, el espíritu de  involucrarse en el bienestar de otros nunca se disipó. Para su graduación de ingeniero fabricó una impresora 3D, con lo cual retomó esta inspiración, o más bien ese ‘bichito’ como decimos los ecuatorianos, de darle una utilidad que beneficie a otros

 

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Justamente en ese tiempo, a inicios de la década actual, vivimos un boom  de  tecnologías de fabricación. Mejor aún, ciertos prototipos se fueron abriendo y haciéndose colaborativos, para los flamantes creadores. Geovanny tomó esta oportunidad para experimentar diversas creaciones 3D en el ámbito médico.

Arrancó con biomodelos, un método para crear en tres dimensiones partes  del cuerpo, tal como aparecen en una tomografía. “Sirven para una prevaloración más precisa y al paciente le ayuda a entender cómo funcionan los procedimientos”. La idea  era trasladar este costo a los seguros, pero a decir de Padilla, no tuvo respuesta favorable del medio.

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“Una de las áreas que vi que se podía mejorar era la ortopedia, en especial cómo abaratar  costos”, explica. Así nació su empresa Ecuaprótesis  3D, considerada por la publicación Ekos “una start up pionera en Ecuador y Latinoamérica en la fabricación de prótesis personalizadas y accesibles”. De hecho, fue finalista en la sexta edición de la Cumbre Empresarial Ekos (categoría Farmacéutica).  

Accesibles y funcionales

Geovanny considera que la última década también ha sido protagonista de una ola de soluciones en salud de bajo costo, gracias a diversos desarrollos tecnológicos. Y se considera parte de ella. “Una prótesis tradicionalmente cuesta de $ 8.000 a $ 20.000, valores que dependen mucho de los materiales y la fabricación”, explica. 

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Las prótesis con tecnología 3D bajaron esas cifras, añade, porque no requieren moldes de yeso o resina. Incluso, al emplear un escáner 3D que digitaliza la anatomía del paciente, se puede fabricar un aparato más preciso sobre un modelo digital del cuerpo. Eso evita  pruebas de ajuste y nuevos costos. Por eso, Ecuaprótesis  3D emplea ese dispositivo en sus procesos. De esa manera  entrega las piezas el mismo día de la prueba. Las impresoras también se han hecho más accesibles, agrega, gracias a patentes abiertas  en internet.

 

 

Producir prótesis funcionales, accesibles y personalizadas, por tanto, es la misión de Padilla, quien unió estas oportunidades en el momento justo con su propia alquimia. “De nada sirve una pieza funcional si no es bonita”, ilustra. Y viceversa. Por eso, sus prótesis no son pesadas y se diseñan para no provocar dolor. Para lograrlo, se asesoró con  ortopedas como el doctor Bolívar Checa (+).

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Además, “buscamos que sean  estéticas, que el paciente se enorgullezca de su nueva capacidad motora y no esconda la prótesis bajo la ropa”. Por eso, Geovanny se ha inspirado en los superhéroes para decorar las piezas y devolverles un poco de dignidad en esta nueva libertad de movimiento. Para que el paciente luzca algo que sienta más suyo, aunque no lo sea naturalmente.

 

Las sillas de ruedas para perros son ligeras y cómodas para el animalito.

Los precios de las ‘ecuaprótesis’ van desde $ 600, una mano de niño; hasta $ 8.000, para una cadera. Los valores siempre dependen de la necesidad del paciente y su cuadro. Por eso,  los interesados deben llegar con una evaluación médica, donde el doctor a cargo especifique los requerimientos en cada condición.

Planes inmediatos

A mediano plazo, los planes de Ecuaprótesis 3D es producir más impresoras para fabricar más piezas en menor tiempo, y así cubrir la demanda que enfrentan a nivel nacional. Al momento Geovanny tiene su taller en su domicilio en la vía a Daule, donde trabaja de cuatro a cinco aparatos por mes.

El resto de su familia (padres y dos hermanos) también conforman Ecuaprótesis, con un taller en Durán donde los Padilla empezaron a producir sillas de ruedas para mascotas. Geovanny asegura diseños más livianos, que aportan mayores desplazamientos para los animalitos. Su esposa Wendy Gaibor, en cambio, se encarga del marketing.

 

Igualmente añadió a su catálogo férulas para órtesis, dispositivos externos de apoyo para el sistema esquelético. Como el yeso, pero más ligero, manejable y se pueden abrir y cerrar para revisiones médicas, sin necesidad de reemplazo.

Como todo emprendedor, Geovanny quiere abrirse al mundo. Aunque esto implique retos de costos y transportación, el fundador de Ecuaprótesis 3D viajará a Colombia, de donde ha recibido requerimientos de sus productos y donde ampliará su oferta.