Tener várices es insoportable. No solo por lo antiestéticas que lucen, sino por el dolor que causan cuando los afectados caminan, se sientan o se acuestan a dormir.  La vena safena (la mayor va desde el tobillo al cayado en la ingle y la menor va desde el tobillo hasta el cayado en el pliegue detrás de la rodilla), se transforma en un cordón grueso que puede ir hasta la pantorrilla.