Los vehículos se detienen y se llevan dos y hasta seis aguas embotelladas durante una luz roja. Eso es lo que ha palpado uno de los comerciantes que se ubican en la calle Boyacá, centro de Guayaquil.
Al mediodía, cuenta, le ha tocado cargar en mochilas las botellas de reserva, además de las que lleva en las manos en el pequeño artículo de plástico en el que las exhibe. Los valores que maneja para las botellas van desde $ 0,25 hasta $ 0,70, dependiendo de la marca.
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Guayaquil registró el sábado la temperatura más alta en los últimos 30 años, según Inamhi
“A veces se me llevan las seis que me entran en el aparatito que es para mostrar el producto, entonces para no perder tiempo meto otras cuatro o cinco en una mochila y ahí puedo vender más rápido”, contó el comerciante ambulante.
En los casi 30 años que lleva como informal, vendiendo agua en botella y bebidas energéticas, dice que este año es el primero en el que ha duplicado en una semana sus ventas. Desde el 12 de marzo, aproximadamente, pasó de vender 30 botellas al día a 70 y hasta 80.
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De hecho, por la demanda dejó de ofrecer jugo y té embotellado para tener más agua de reserva. Él junto con otro compañero guardan sus paquetes de agua (cada uno de doce) en un local ubicado en Víctor Manuel Rendón.
“Aquí todos estamos ganando un poquito más, pero los que más ganamos somos los que sí nos aguantamos el sol y cargamos los contenedores que tienen heladas las cosas. Hay otros que no aguantan y se quedan unas horitas nomás”, dice Juan Almeida, quien recorre zonas de la Bahía y del Malecón Simón Bolívar.
Él, por ejemplo, sale a las 10:00 y se queda en el centro recorriendo diferentes sectores hasta las 17:00. Antes, cuenta, salía desde las 08:00, pero se dio cuenta de que a esa hora había pocas personas que se detenían a comprar.
“La gente no compra cuando recién sale de casa, la gente compra cuando hay solcito, cuando ya tiene más de tres horas afuera”, manifiesta el comerciante.
Desde el domingo 17, un día después de que se registrara la temperatura más alta en lo que va del 2024, según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), decidió incluir en su oferta botellas de un litro, además de los envases pequeños de 500 mililitros. También adicionó aguas minerales.
Ese día, relata, hubo muchas personas que le pedían botellas más grandes. “La gente quería llevarse esas botellas grandes, así como venden en las gasolineras”.
Otros vendedores ambulantes del centro y del norte de la ciudad afirman que así como han incrementado las ventas, la ola de calor también ha dado paso a que más personas salgan a ofertar el mismo producto.
‘Me baño y vuelvo a sudar, Guayaquil es un horno y no se aguanta’
“Usted puede ver que ya hay algunos que tenemos años en la calle vendiendo agua, pero ahora con la excusa del calor el que vendía empanadas o jugos empezó a vender agua o el que vendía ropa o medias también tiene su paca de agua”, dice Alfredo Paucar, comerciante ambulante desde hace unos quince años.
Él también pasó de vender tres paquetes de doce unidades (36 botellas) al doble.
El vendedor, sin embargo, dice que esta buena racha será temporal, pues cuando llega la temporada de frío también llega la ‘sequía’. “Mientras dure el calor hay que aprovechar y como dicen ‘guardar pan para mayo’”, afirma. (I)