Cuando tenía 22 años, Elliot Armijos decidió que sería padre luego de los 30. A esa edad ya tenía su primer trabajo bien remunerado, tenía a su novia y estaba cerca de terminar su carrera de arquitecto.
Para él, aunque el escenario era propicio para insertarse en el mundo de la paternidad, no estaba seguro de dar ese paso. Había presión por parte de su familia. Su padre le había dicho que debía ser papá a los 25 o antes de esa edad para que tenga la vitalidad necesaria para disfrutar la niñez de sus hijos.
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Sin embargo, él no se sentía preparado, pues entre sus planes estaba hacer una maestría en el exterior, viajar con su novia (posterior esposa), vivir en otra ciudad u otro país un tiempo y montar su propio estudio arquitectónico.
Al llegar a los 28 se casó, pero junto con su esposa no planificaron bebés sino hasta después de los 35. De Guayaquil pasaron a vivir un par de años en Cuenca y, por la especialización de odontología de su esposa, un tiempo en Brasil.
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“Mi papá me tuvo a los 18 y él quería lo mismo para mí, pero yo tuve mi hijo a los 36, porque así como yo no quería ser papá tan rápido, mi esposa tampoco (ella tiene cinco años menos que él). Ella también, como yo, quería estudiar y disfrutar la vida en pareja”, contó Armijos, quien próximo a celebrar un Día del Padre más recuerda cómo formó su familia a su tiempo, lejos de la presión familiar.
Ahora tiene 43 y dos hijos, Elliot Andrés y Xiomara. La última la tuvo a los 41. “No pasó nada, yo sigo estando disponible para mis hijos, no me siento viejo, más bien siento que ahora soy consciente de ser padre y soy un padre dedicado que cumplió todo antes de tener un hijo”, contó.
Omar Zapata, en cambio, tuvo a su primer hijo a los 39. Se casó casi un mes después de cumplir 38, en 2017. Con 45 años, disfruta del tiempo con su Fernando, su hijo, sin inconvenientes por la edad. De hecho, aspira a tener otro bebé pronto.
Junto con su esposa disfrutaron la etapa previa del noviazgo (siete años) y el primer año de matrimonio antes de procrear.
Ser padre pasados los 25 y 30 años es una tendencia que se ha incrementado en los últimos diez años.
Según el psicólogo clínico Samuel Merlano esto se debe al cambio generacional y ese sentido del hombre de darle prioridad a ciertos proyectos personales, a tener una situación financiera estable y, en algunos casos, tener relaciones de pareja sin que implique compromiso.
“Esto hace que muchos jóvenes se frenen en la carrera de querer formar una familia. (...) cuando pasan cierta edad (30, 40 y a veces 50) es cuando algunos ya prefieren ir aterrizando y pensando en la formalidad, en tener su pareja y su familia porque cumplieron sus metas y lograron esa estabilidad económica y personal”, dijo Merlano.
En el país, aunque no hay una fuente directa para calcular el número de padres que existen a escala nacional, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) mencionó que los Registros Administrativos del Ecuador arrojan que son aproximadamente 4,2 millones de hombres los que declararon ser papás.
Con base en estos datos, el rango de edad de padres en Ecuador oscila entre los 40 y 44 años, representando el 12,23 %. En este grupo se identificó que al menos 167.000 son padres solteros.
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Del universo de papás a escala nacional existen 1.026 hombres de 100 años o más que son padres en el Ecuador, mientras que se identificó a unos 523.000 padres jóvenes entre 14 a 29 años.
En este último grupo está Danny Zaldumbide, quien tuvo a su primer hija a los 26 y la segunda a los 28. Ahora tiene 33 años y disfruta, junto a su esposa, del tiempo con las dos pequeñas de 8 y 5 años en parques y demás actividades.
Para Merlano, esto da cuenta que se va rompiendo este estigma o tradición de ser papá a temprana edad. “Ahora ya se permite dentro de las familias distintos paradigmas, se va normalizando la decisión de no ser padres jóvenes y se eliminan prejuicios. Ahora hay apertura y hay nuevos enfoques de ver el tema de la paternidad”, concluyó. (I)