El incendio generado en un negocio de colchones, en la vía a Daule, contaminó la totalidad del espacio, dejó grandes daños materiales y la pérdida de dos vidas humanas: una madre, de unos 40 años, y su pequeña hija, de aproximadamente 8 años.
Esta mañana y tarde de sábado se mantenía la consternación y dolor entre los allegados y trabajadores del negocio y predios aledaños. El olor a combustión permanecía en el ambiente. En el piso del local afectado, las baldosas estaban rotas como producto del incendio; había restos de figuras religiosas, colchones y almohadas.
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A consecuencia de la combustión, las llamas alcanzaron todos los espacios del negocio de colchones, además de la puerta de una ferretería vecina, la fachada del predio de dos plantas, además de una escalera que conduce al piso superior, pero el interior de un centro cristiano, situado en ese nivel, quedó intacto; apenas un vitral se quebró y se contaminaron puertas y ventanas de su entorno.
En el sitio, colaboradores del negocio de colchones retiraban pocos enseres que quedaron reducidos a escombros en el local; otros artículos se los llevaron recicladores. Y además, en la planta alta, otros miembros de una iglesia cristiana retiraban enseres que en ese centro quedaron intactos. Asimismo, barrenderos de Urvaseo realizaron la limpieza en el perímetro exterior.
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En el momento del incendio, según un trabajador del local que estuvo ahí, la mujer habría acudido a una oficina donde también estaba su niña y no pudieron salir. Ahí, ellas murieron en medio del incendio. “Las causas del flagelo las autoridades sabrán determinar”, expuso mientras contenía el dolor por la tragedia.
En los primeros minutos de la emergencia, el trabajador relató que intentó abrir una puerta metálica de la oficina para sacarlas de ese sitio, pero esta estructura, en medio del fuego, no se pudo abrir. En medio de las llamas, él quedó con ampollas en las manos y debió desistir de intentar rescatar a los dos víctimas, ante los gritos de insistencia de gente que estaba afuera.
“Consternados. Uno que ha trabajado con ella... Conocí al papá (fallecido), conozco a toda la familia. Intenté halar la puerta (de la oficina), pero no cedió. No sé si se puso picaporte o también, como me dijeron, (por el fuego) esa puerta se chupa. Tuve que salir porque las llamas abrasaron todo”, contó.
En esta emergencia, bomberos elevaron la emergencia a nivel 3 y luego de varios minutos sofocaron las llamas.
Otro allegado de la familia de las víctimas del local se acercó a colaborar en el cuidado del establecimiento, mientras otros ayudaban en las gestiones para retirar un auto que quedó incinerado y cuidar las pocas cosas, como puertas y rejas, que quedaron en el sitio.
“Son conocidos de muchos años. No importa lo material; se puede recuperar con el tiempo. La vida ya no. Se queda el dolor para los familiares. Imagínese cómo se siente la familia, destrozada de haber perdido a su seres queridos”, dijo este segundo allegado, quien describió como luchadora a la mujer fallecida.
En la segunda planta, en la parte alta del local de colchones, las llamas también rodearon a un centro cristiano; incluso contaminaron la parte exterior de ventanas, puertas y claraboyas. Sin embargo, el fuego no afectó a las instalaciones ni muebles.
Mientras tanto, asistentes al centro cristiano y su pastor José Luis Chalén, del ministerio Templo de la Verdad, realizaban el retiro de artículos para buscar otro espacio. Estaban prestos a poder recibir ayuda para ser acogidos en otro sitio.
El pastor, quien presenció parte del incendio, calificó como un “milagro” lo ocurrido en el interior de este centro, puesto que las puertas y ventanas del entorno estaban negras a causa de la combustión, pero al ingresar todo quedó intacto.
“Cuando nos dieron acceso, vimos todo. Lo primero que se vino a mi mente fue que todo se consumió, pero al ingresar por la puerta vimos que estaba quemada la pintura, mas cuando ingresamos estaba intacta. Quiero informar al pueblo que aquí sucedió un milagro”, estimó el pastor.
Un asistente del centro cristiano comentó que la dueña del local afectado se notaba como una mujer trabajadora y en varias ocasiones había comprado colchones para sus nietos y él. “Tristeza por el fallecimiento de dos personas. Las cosas materiales se las recupera, pero la muerte no”, relató el ciudadano. (I)