Bajas ventas, pagos de impuestos pendientes, negocios vacíos y angustia se evidencia en los dirigentes y comerciantes de la Bahía, el corazón del comercio de Guayaquil. Ellos reclaman la reubicación de los vendedores informales a otro espacio porque su presencia afecta a quienes están regularizados en sus puestos.