Atrás había quedado la extenuante carrera de más de 6 horas y ese momento que se recordará por siempre, cuando el carchense da un golpe al timón de su bicicleta cuando ya se siente ganador. Cuando ya ha mirado hacia atrás y se ha dado cuenta de su soledad camino a la gloria. Una gloria que en 125 años de historia de los Juegos Olímpicos modernos solo ha bañado en oro a dos ecuatorianos.