Con semblante alegre, Rafa Nadal se presentó, casi tres años después de su última comparecencia, en la sala de prensa principal del US Open. Tenía que atender a los medios de comunicación en el día de medios del último Grand Slam de la temporada. El balear lo afronta como buenamente puede, después de la lesión abdominal que le hizo retirarse en Wimbledon antes de las semifinales y que le impidió llegar en las mejores condiciones la semana pasada al Masters 1.000 de Cincinnati. Lo que no le falta es la ilusión de “estar listo para la acción”.