Colecciona títulos de Grand Slam, toma partido en causas sociales, supone un viento fresco: Naomi Osaka reúne todas las condiciones para reinar en el tenis femenino, que busca una cabeza visible que tome el relevo de Serena Williams.
La japonesa de 1,80 metros de altura supo imponer su juego físico para conquistar este sábado su segundo Abierto de Australia, después de haber eliminado en semifinales a Serena.
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A sus 23 años cuenta ya con cuatro títulos de Grand Slam (US Open 2018 y 2020, Abierto de Australia 2019 y 2021) en otras tantas finales. A años luz evidentemente de Williams (23), pero parece la más capacitada para acercarse entre las tenistas que componen el circuito.
La N.1 actual Ashleigh Barty cuenta con un solo ‘Grande’ (Roland-Garros 2019), Angelique Kerber tiene tres, Simona Halep, Garbiñe Muguruza y Victoria Azarenka dos... Solo Venus Williams tiene más (7), pero también más años (40), y hace mucho que la mayor de las Williams no pelea por títulos.
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Osaka dio un primer golpe sobre la mesa en el circuito cuando encadenó el US Open 2018 y el Open de Australia 2019. Entonces alcanzó el N.1 del mundo por primera vez, con 21 años, pero no pudo mantenerse en la cumbre.
La nipona confesaría que no supo lidiar con la presión inherente a este estatus. “Tenía la impresión de que tenía que hacer más, de que tenía una responsabilidad, que tenía que seguir para hacer como Federer y los demás del Big 3 (Djokovic y Nadal), pero también como lo hizo Serena durante tanto tiempo”, explicó en Melbourne al comienzo del torneo.
‘Nueva jefa’
“El tenis femenino tiene una nueva jefa”, estimó la antigua N.1 y comentarista en Eurosport, la belga Justine Hénin.
“Serena juega mejor, se mueve mejor, y a pesar de todo, está lejos del nivel de Osaka”, corroboró tras la semifinal el tres veces ganador en Melbourne Mats Wilander, también para la cadena deportiva.
“Yo creo que la gente no se acuerda de los finalistas. El nombre que permanece es el del ganador. Es en las finales cuando más lucho”, había declarado Osaka, con su voz suave e infantil.
“Naomi, cuando desea algo, lo logra”, confirmó su entrenador belga Wim Fissette antes de la final. Y Jennifer Brady pudo comprobarlo este sábado.
Porque Osaka ha encontrado los últimos meses el modo de recuperar la confianza y de constatar que su círculo de confianza está a su lado.
“Mantuve largas conversaciones con Wim antes de entrar a la pista. Le hice ver mi nerviosismo en lugar de encerrarme y tratar de gestionarlo yo sola. Ahora me siento segura de mí como persona y sé que las personas que me quieren, como mi familia, me querrán siempre incluso si pierdo un partido de tenis”, confesó. (D)