El enfrentamiento entre las selecciones de Uruguay y Colombia, por la semifinal de la Copa América 2024, no solo dejó un resultado deportivo, sino también una serie de lamentables incidentes de violencia. Rodrigo Bentancur, quien tuvo que abandonar el partido a los 34 minutos debido a una lesión, estuvo involucrado en los disturbios que se registraron al final del duelo del miércoles 10 de julio, ocurridos en el Bank of America, de Charlotte.
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En varios videos que circulan en redes sociales, se puede observar al mediocampista uruguayo arrojando un objeto hacia la tribuna, impactando en la cabeza de Santiago Ferro, preparador físico del equipo dirigido por Marcelo Bielsa. Como consecuencia, Ferro sufrió un corte, y otro integrante del cuerpo técnico, Diego Estavillo, también resultó herido, publica diario El Observador.
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Ignacio Alonso, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), se pronunció sobre los sucesos en la zona mixta tras el partido. Alonso relató que los hinchas colombianos agredieron a los familiares de los futbolistas, lo que provocó la reacción de los jugadores uruguayos. “Nosotros estábamos en un palco y tuvimos una situación enojosa, refugiando a algunos niños”, explicó Alonso.
El presidente de la AUF criticó la falta de prevención y destacó que la respuesta para solucionar los incidentes fue más rápida que las medidas precautorias. “Rápidamente dieron apertura a la cancha cumpliendo el protocolo de evacuación y pidieron solucionarlo un ratito después”, añadió.
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En cuanto a la reacción de Darwin Núñez y otros jugadores uruguayos que se enfrentaron a los hinchas colombianos, Alonso la calificó como una respuesta instintiva y natural. “Los jugadores de Uruguay tuvieron una reacción instintiva de defender y proteger a los niños y familiares que estaban sufriendo agresiones”, concluyó.
Este desafortunado episodio subraya la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en los estadios y de fomentar el respeto y la convivencia pacífica entre las aficiones. La violencia en el deporte no solo empaña el espectáculo, sino que pone en riesgo la integridad de jugadores, técnicos y aficionados. (D)