René Higuita (27 de agosto de 1966, Medellín, Colombia) revolucionó el fútbol, desde el arco. Con los pies se atrevió a hacer cosas que ningún otro arquero intentó. Porque aunque se insista que Hugo Orlando Gatti fue un precursor de jugar con los pies y salir lejos de su arco con el balón -que sí lo hizo- lo del portero colombiano fue más atrevido. Higuita pertenece a una rara especie de guardametas rebeldes que no se sentirán libres bajo los tres palos. Fue el precursor de otros porteros como el mexicano Jorge Campos -que solía dividir temporadas en sus clubes como arquero y como delantero gambeteador-. del paraguayo José Luis Chilavert -temible ejecutor de tiros libres- y de Rogerio Ceni, el cuidapalos brasileño que se retiró con una asombrosa cifra de tantos anotados a sus colegas.

Mundialista en Italia 1990, campeón de la Copa Libertadores con Atlético Nacional de Medellín en 1989, presente en cinco ediciones de la Copa América, Higuita exportó su estilo festivo, arriesgado y aplaudido (y también criticado) a España, México, Perú, Venezuela y Ecuador. En el 2004 brilló en el Aucas de Luis Fernando Suárez hasta que una suspensión por dopaje terminó con su campaña en el país.

¿Qué opina René Higuita, exarquero de Colombia, de Hernán Darío Gómez, extécnico de Ecuador?

Fue entrevistado por el diario AS y por Caracol Radio, y el Loco habló de varios temas, no todos relacionados con el balompié. Fue arrestado en 1993 por haber actuado supuestamente como mediador en la liberación de la hija de Luis Carlos Molina Yepes, socio del narcotraficante Pablo Escobar, y amigo del golero, que había sido secuestrada por orden del Patrón del Cartel de Medellín.

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¿Cómo llega al arco?

Yo llego más por casualidad, por amor al deporte y al fútbol, pero yo no era arquero. Yo era jugador de campo en mis inicios, era un punta o un número 9 falso, como lo llaman hoy en día, que arrancaba desde el medio.

Ahora se entiende por qué era un arquero que salía lejos de su área.

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Sí, casual. El Deportivo Independiente de Medellín (DIM) organiza lo que hoy llaman el pony fútbol, en ese momento era el baby fútbol y de ahí sacaron a los mejores jugadores. Cuando vamos al torneo yo llego como goleador de mi equipo, pero un día faltó el arquero. Me pusieron, me fue bien, fui el arquero menos vencido, fuimos campeones y los organizadores del DIM no vieron al goleador sino al arquero y me llevaron.

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¿Y qué pasó?

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Cuando me llevan a la escuela del DIM y a las menores, van viendo mi condición y me suben. Entreno con el equipo profesional y voy a jugar con mi categoría. Ahí ya empiezo a ser diferente. No hice sino ponerme los guantes. Cuando ya me suben a primera me hacen los trabajos de arquero, pero yo aportaba con los pies y me veían como raro y me empezaron a llamar Loco, no agarraba el balón con las manos, es que no tenía necesidad. Sigo el juego, le doy movilidad, le doy fútbol al equipo y a mi me gustaba eso. Yo me veía normal, pero para el común de la gente no era normal porque fui todo lo contrario de los arqueros. Usé los pies y por último el recurso de las manos.

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¿En algún momento le prohibieron salir con los pies?

En la selección Antioquia el asistente técnico, hoy compadre mío, el profesor Hugo Castaño que era asistente de Luis Alfonso Marroquín. En algún partido yo salgo jugando y él me regaña y el profe Marroquín lo regañó a él y le dijo, ‘déjelo’. Desde ahí ya no arriesgué tanto. Una recomendación siempre me hacían, pero nunca me lo prohibieron, no me quitaron la alegría de jugar al fútbol hasta mi despedida. En mi despedida a mi equipo lo dirigió Francisco Maturana y en el segundo tiempo jugué de atacante los muchachos me abrieron espacio para hacer el gol soñado en mi despedida. Se lo hice a Öscar Córdoba, hice el escorpión y luego Maturana me dice, ‘loco, terminaste el fútbol haciendo lo que te dio la gran puta gana’”.

¿Cuál es su mejor recuerdo con la selección de Colombia?

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Luego de que la selección tenía 28 años de no ir a una Copa del Mundo (desde Chile 1962), nosotros fuimos (a la de Italia 1990), después, el primer partido que se gana en un Mundial y cuando perdemos (2-1 con Camerún, tras un gol marcado luego de una salida arriesgada de Higuita) todas las críticas se me vinieron encima, y así vamos construyendo la historia y la vida.

¿Cómo recuerda lo que pasó con Camerún en Italia?

Son dolores que no matan, en el fútbol siempre estamos expuestos a eso, pero lo más importante es tener la conciencia tranquila de que se trabajó para hacerlo de la mejor manera y que en el momento no nos salió. Pero que dejamos esos ladrillos para construir esa casa que todos esperamos hoy, con jugadores que están en Europa con mucha experiencia. A todos se les exige, con nosotros el único jugador que había jugado en Europa era el Carlos Pibe Valderrama, hoy en su mayoría todos juegan afuera, en equipos importantes.

Usted estuvo en la cárcel ¿Cómo fue esa experiencia?

Todo es un proceso, pero es una de las más grandes enseñanzas que yo he tenido y es como darle una continuidad. Seguir siendo gente. No fue fácil, pero seguir ese camino de aprender y uno tiene que pasar momentos difíciles para aprender. Yo tuve la fortuna y la no fortuna de intermediar por una niña que tenían secuestrada y me llevaron allá porque no era político, pero la familia y la conciencia me dieron ese poder. Y allá estuve, nueve meses. Me dio la libertad para conocer gente buena, gente mala, de ser amigo, de ser para ellos esa iglesia a donde van todos. Aprendí a recibirlos a todos. Ahí todos me hablan de la familia, del amor. Le puedo decir, narcotraficantes, violadores, guerrilleros, paramilitares y encuentran lo que no han encontrado en otras personas. Fui como ese pastor, por eso usted no me ve hablando mal de nadie, porque en mí encontraron el amigo que nunca tuvieron. Alguien, fuerte, después diré el nombre, me llama donde estaba y yo ‘Dios qué va a pasar’ y como yo era amigo de Pablo (Escobar), me fui con doña Magnolia (esposa de René Higuita) y me dice: ‘es que amigos como usted es los que yo quiero tener’. Vale la pena ser amigos. Y hasta el sol de hoy voy a defender al amigo y si el amigo comete un error, pues lo tendrá que pagar el que lo cometió, pero conmigo seguirá estando igual.

Hablando de amigos ¿Le dolió la muerte de Diego Maradona?

Dios mío. Se me sale la lágrima cuando se muere alguien en una película, en una novela, imagínese en la vida real. Pero mucho, claro. Yo voy a acompañar a un amigo a un velorio y se me vienen las lágrimas, soy sensible y si son amigos, cómo no. Les guardo luto y con mi señora que ha sido mi compinche para todo, compartimos hasta las lágrimas.

¿Qué es lo que más recuerda de Maradona?

Yo lo voy a recordar como el amigo, esa persona alegre, ese ser humano que siempre dio lo mejor, quiso dar lo mejor. Faltaron amigos que lo cuidaran y lo protegieran. Y la comprensión de los defectos que le mostraba al mundo, eso era lo menos que le quería mostrar al mundo. El también mostró ser buen jugador y buen amigo. Él no llamó a la policía para que lo sacaran de una casa cuando estaba en mal estado, era lo menos que él quería, pero había que protegerlo. No lo protegieron y ya no hay tiempo de llorar. Al menos nos queda esa conciencia de que era nuestro amigo.

¿Cómo es que a usted se le ocurre hacer el escorpión en Wembley?

Es trabajo, yo recuerdo que hago el escorpión en una publicidad y queda gustando, y yo antes de los partidos lo practicaba y la gente en los estadios me lo pidió, yo empecé a trabajarlo y trabajarlo y dos años después decidí hacerlo, yo dije, ‘en cualquier momento, no sé dónde me van a tirar ese balón pero lo voy a trabajar’, siete años después en Wembley me lo tiraron, las cosas no son casuales, hay que trabajarlas también (según la Conmebol, sobre el amistoso Inglaterra 0, Colombia 0: “El 6 de septiembre de 1995, en el mítico Wembley, se produjo una de las jugadas más recordadas del fútbol. Una espectacular tapada emulando al escorpión, llamando la atención de propios y extraños, debido a que nunca se realizó similar acción”). (D)