Los colombianos celebraron este miércoles con euforia en las ‘fan zones’ de todo el país el pase a la final de la Copa América ante Argentina luego de que el equipo venciera por 0-1 a Uruguay en un reñido duelo de semifinal disputado en el Bank of America Stadium de Charlotte.

Miles de personas llegaron al Parque de la 93, en el norte de Bogotá, donde fue habilitada una pantalla gigante para que seguir la “fiebre amarilla”.

La multitud lanzó harina, hizo sonar bocinas y alzó la bandera del país en medio del gritos y los aplausos para el equipo del argentino Néstor Lorenzo, que se llevó la victoria con una anotación del centrocampista Jefferson Lerma.

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Larga espera

A pesar de que la disputa futbolística por la final comenzó a las 19.00 horas, la actividad en la 93 arrancó a las 17.00 horas, cuando los primeros aficionados comenzaron a llegar para instalarse y encontrar un buen lugar para ver el juego.

Llegar al parque de la 93 parecía una misión imposible, entre el tráfico instalado desde calles abajo y los pocos taxis disponibles.

La fila para entrar al recinto -asegurado con vallas- era ágil, y parecía que el aforo era infinito, pues los aficionado, sentados en el suelo, se amontonaban para que nadie se perdiera nada.

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Una vez en el parque, la marea amarilla calentaba el ambiente que reinaría el resto de la noche.

Antes de comenzar las trompetillas, la música y las voces de los vendedores de banderas y otros objetos le subían el volumen a una sintonía casi unísona que preparaba lo que se iba a acontecer.

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Cuando se proyectó la alineación amarilla en la pantalla, los gritos ensordecían la voz del retransmisor, y con la salida de los jugadores colombianos y el himno nacional, el menor espectáculo era el de la pantalla.

La harina de maíz volaba de lado a lado del recinto habilitado a cada celebración y cada decepción, y llevarse las manos a la cabeza fue un gesto repetido a lo largo de los 90 minutos de partido.

Al primer gol colombiano -y primero del partido- no quedó nadie sentado, todos se levantaron para abrazar a desconocidos y tiraron cohetes que iluminaron toda la capital.

Tensión y júbilo

La tensión se mantuvo hasta el final, a pesar del 0-1 de Colombia, y en los últimos cinco minutos de partido todo el mundo se puso en pie para corear “¡sí se puede!” o “¡Colombia! ¡Colombia!”.

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Cuando el reloj marcó el final, la locura se desató y el ambiente se tiñó del blanco de la espuma y la harina de maíz, al tiempo que varios cohetes iluminaron el parque y los aficionados se dejaban la voz a gritos.

Juan Camilo, bogotano, afirmó a EFE que se acercó con sus amigos a la 93 “para vivir el ambiente futbolero colombiano, sentir la energía de la gente”.

Jasjmine, una neerlandesa que reside en Bogotá, afirmó que, ya que su selección quedó eliminada de la Eurocopa contra Inglaterra esa misma mañana, “por lo menos puede animar a Colombia para que pase a la final”. (D)