Una noche de hace 35 años, en su primer contacto con Ecuador, Carlos Alfaro Moreno castigó dos veces a la Selección. Fue el 13 de abril de 1989, cuando Argentina se presentó en el Monumental para jugar un amistoso con la Tricolor. La poderosa Albiceleste aterrizó en Guayaquil con una lujosa distinción: era vigente campeona del mundo. Alfaro Moreno vivía un momento espectacular (al término de esa temporada el Círculo de Periodistas le otorgó el premio Olimpia, como mejor futbolista del torneo argentino) y estaba afianzado como titular del combinado que dirigía Carlos Salvador Bilardo.