Un manto de silencio cubrió la noche colombiana de este domingo en la que el gol del argentino Lautaro Martínez en el minuto 111 acabó con el sueño del país andino de ganar su segunda Copa América.

Desde el pasado miércoles, cuando Colombia consiguió el paso a la final al vencer 1-0 a Uruguay, los colombianos vivían en una especie de éxtasis colectivo, soñando despiertos con el título continental, una ilusión de la que fueron despertados esta noche por los argentinos.

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Este domingo fue un día especial en todo el país, que amaneció vestido con los colores de la bandera nacional, en un ambiente festivo que se prolongó hasta entrada la noche, con el comienzo del partido en Miami (EE.UU).

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Sin embargo, la fiesta se apagó súbitamente con el gol de Lautaro Martínez cuando transcurría la segunda mitad de la prórroga y la algarabía en bares, parques y casas dio paso a un silencio casi que sepulcral.

Las caras largas y las lágrimas fueron el colofón de una fiesta que unió al país como pocas veces se ha visto y en la que la que la gente volvió a llenar espacios públicos como no lo hacían desde hace diez años cuando la selección cafetera llegó a los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014.

Un hincha se lamenta tras la derrota de la selección Colombia en la final de la Copa América ante Argentina (1-0). Foto: EFE

En Bogotá, que estuvo paralizada toda la tarde del domingo, los principales puntos de concentración fueron el Parque de la 93, donde incluso hubo desmanes porque la gente sobrepasó el aforo habilitado; el Movistar Arena y el Parque Simón Bolívar, donde se han agrupado decenas de miles de personas con las camisetas amarillas de la selección.

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En los puntos de concentración hubo barricadas, vuvuzelas y júbilo, incluso en el poco tráfico que había en la ciudad se vieron muchos carros con banderas, haciendo sonar sus bocinas y una abundancia de camisetas de la tricolor.

En otras ciudades y en todos los pueblos del país, multitudes también acudieron en masa a los puntos de concentración para ver el partido y festejar un título que nunca llegó.

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Tras 120 minutos de emociones y angustias, la gente se retiró, ya cerca de la medianoche en silencio a sus casas, con la cabeza agachada por la derrota pero al mismo tiempo en alto por el rendimiento de la selección, que para muchos mostró el mejor fútbol de esta Copa América. (D)