La renovación del contrato de Ismael Rescalvo, para que permanezca como técnico del Club Sport Emelec hasta el 2023, pasó de ser la extensión de un acuerdo a convertirse en un efectivo “seguro de vida” comprado por el español. Con ese blindaje se ha salvado de todos los accidentes leves y también de las catástrofes que él ha causado en el equipo de fútbol. Está ileso. Incluso, la ‘póliza’ del español debe de contemplar algún tipo de ventajoso resarcimiento económico en caso de una hipotética terminación unilateral de su pacto laboral (por ello, es demagógica e irresponsable la cantaleta repetida de: “Yo gano las elecciones y lo boto”. ¿Y quién le paga la indemnización?). Por hoy, todos los costosos daños y los irreparables perjuicios deportivos y financieros los asume y los sufre íntegramente la institución porteña.