Juntando sus 28 jugadores, el Lille Olympique Sporting Club tiene una cotización de 257,7 millones de euros, según Transfermarkt, el sitio especializado en fichajes y mercado futbolístico. El Real Madrid vale 1.340 millones. Pero en el césped pareció al revés: el primero le dio una tunda al segundo y lo venció sorpresivamente por la nueva Champions League. Algo similar aconteció en Birmingham: el Aston Villa (615,45 M€) bajó al Bayern Munich (944,7 M€), que venía de hacer 9 goles en la primera fecha. Lo dejó seco: 1 a 0, igual que el Lille. Suficiente. Lo mismo aconteció en la Libertadores la semana anterior: Flamengo (213,1 M€) fue eliminado por Peñarol (33,53 M€). En este caso, la mentalidad con que encararon el compromiso uno y otro fue diametralmente opuesta. Peñarol puso el alma para ganar.

En el fútbol hay cuatro elementos que no dependen del presupuesto:

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  1. Mística
  2. Preparación
  3. Táctica
  4. Actitud

No se necesita dinero para lograrlos. Cualquier equipo mediano con un alto nivel de estos cuatro factores puede tumbar a otro de mayor calado. Ahí es cuando el fútbol vuelve a sus orígenes, a ser once contra once. Desde luego, la calidad individual cuenta, desequilibra. Pero hay un bache de estrellas en el fútbol mundial. Y las que hay no deciden. El mejor ejemplo es Kylian Mbappé, el futbolista más cotizado de la actualidad. En diez años en Francia (3 en Mónaco y 7 en PSG) no pudo llevarlos a ganar la Champions. Es un goleador, un finalizador, depende de que otros le lleven la pelota, no de él mismo. El día que no hace goles no te queda nada de Mbappé. Detrás de esa cortina de gol no hay juego. Su arranque en el Madrid es alarmantemente pobre: “Mbappé: 7 goles, poco juego”, dice Manu de Juan, redactor de AS, de Madrid. Y se explaya: “Lleva siete dianas el francés. El problema es que ha dejado poco más para el recuerdo hasta ahora. Tres de esos goles fueron de penalti, dos en remates dentro del área con cierta dificultad y otro a puerta vacía. Su tanto al Alavés, tras conexión con Bellingham, recorte y remate, ha sido lo más cercano a su versión en plenitud del PSG, apenas un chispazo que da esperanza, pero que sabe a poco”. Y AS, como sabemos, es un medio estrechamente partidario a la Casa Blanca, con poco espacio crítico. Con él pasa lo que con Bellingham, Vinícius y todos los que son considerados estrellas mundiales.

En cambio, los viejitos célebres siguen batallando. Entre el viernes 27 y el miércoles 2 anotaron goles Cristiano Ronaldo (39 años) uno de penal, Luis Suárez (37) uno de cabeza, Messi (37) dos de jugada y uno de tiro libre, Lewandowski (36) dos en Champions. Y siguen arriba en la tabla histórica. Y quieren más, son unos auténticos campeones.

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De lo escasamente distinto que se está viendo en el fútbol de estos días es preciso anotar dos casos muy puntuales. El primero, el gol del Aston Villa, a cargo de Jhon Jader Durán, un tanto excepcional. Llevaba apenas 9 minutos en cancha, el español Pau Torres le puso una bola al vacío, iba apareado por Upamecano (una fuerza física descomunal) y estaba Manuel Neuer salido inexplicablemente del área. Como venía, sin pararla y desde unos 25 metros sacó un tiro alto, combado, lo justo para que sobrepasara a Neuer, y la metió en el ángulo superior izquierdo. Un gol tremendo, consagratorio (tras el juego fue entrevistado por Thierry Henry y Jamie Carragher por Sky Sports de Londres). Fantástico por la precisión de la pegada, la rapidez de decisión, pues todo pasó en un segundo, y por la panorámica de campo y rivales. Ya le había marcado otro gol impresionante, de lejos y al ángulo alto, al Everton para ganar 3 a 2. Tiene las condiciones para hacer cumbre. De ahora en adelante todo depende de sí mismo, de los deseos y pensamientos que habiten su cabeza.

Vale subrayar que Jhon Jader, físico de basquetbolista, tiene recién 20 años, debutó en el Envigado a los 15 y es la sensación de la Premier League jugando casi nada. El vasco Unai Emery le da gotitas de partidos: 28 minutos, 25, 21, 26… En total ha jugado 297 minutos, que equivalen a 3,3 juegos completos y lleva 6 goles, la mayoría espectaculares. El Envigado lo traspasó al Chicago Fire por 1,7 millones de euros, de allí fue al Aston Villa por 16,64 y su cotización actual es de 35. Pero en unos meses va a subir fácil hasta los 80 o 100. Cayó en un club perfecto, en crecimiento, que quiere títulos, con un gran técnico y con un compañero que lo ha ayudado en la adaptación y con el inglés: Dibu Martínez. Dibu lleva quince años en Inglaterra y lo habla con fluidez.

A colación del arquero albiceleste: tuvo cuatro tapadas sensacionales que evitaron no solo el empate, también el triunfo del Bayern Munich. Dos de ellas fueron al temible Harry Kane: “Con Kane sabes que la pelota siempre va al arco, por eso debes estar muy atento”, dijo el arquero que, ya sin duda alguna, es el mejor del mundo en su puesto.

A 6.000 kilómetros de Birmingham y con 17 años de diferencia, hubo otro toque futbolístico distinto: Messi. Venía de hacerle un gol fantástico a Charlotte el domingo, un latigazo abajo junto a un palo desde la medialuna del área, y el miércoles agregó otros dos a su cuenta. El segundo, un soberbio tiro libre, pero el primero definitivamente bello. Fue a buscar un pelotazo largo y alto de Jordi Alba al borde de las 18, la bajó con el pecho entre dos defensas más portentosos físicamente, los desacomodó con un enganche de zurda y, con el arquero ya encima, lo engañó con un toque de zurda a una punta. Gol de crack, de tipo que siempre la quiere jugar como manda el manual, aun teniendo rivales encima. “Aún podría ser figura en el Barcelona -dice Eugenio, un amigo.- Si juega Modric en el Madrid con 39…”.

A propósito, en el primer tanto llegó a 66 goles de tiro libre, igualando la línea de Ronaldinho. Quedó tercero a 4 de Pelé (70) y a 11 del máximo anotador de la historia en bolas quietas fuera del penal: el fabuloso Juninho Pernambucano. Con el segundo tanto, Leo llegó a 843 goles oficiales, le faltan solo dos para sacarle 500 de diferencia a Maradona, que en toda su carrera anotó 345.

Está espléndido Messi, superó completamente la fea lesión del tobillo. Se lo ve rápido, ágil, muy enchufado y genial como siempre, en un nivel altísimo más allá de sus dos goles. Disfruta de jugar. Sigo insistiendo en que lo mejor de Leo son sus pases, brillantes, profundos, deliciosos, nunca son demasiado fuertes ni muy despacio, ni largos ni cortos, simplemente perfectos. Como decía el Bocha Maschio sobre Pipo Rossi: “Eran tan notable pasando la bola que vos venías corriendo, recibías y no tenías ni que pararla, solo seguir corriendo, pero con la pelota”. En noviembre se cumplirán 21 años del debut de Messi en Primera División -tenía 16- en un torneo internacional amistoso ante el Porto y la Juventus. Y está con unas ganas enormes de seguir consiguiendo cosas, alcanzar nuevos objetivos, sumar más títulos. Messi debe ser el único futbolista que no está detrás de autos de colección, yates lujosos, relojes de oro, mujeres deslumbrantes ni placeres estrafalarios. Está pensando en jugar a la pelota el domingo. No se retira porque todavía ama compartir el vestuario, el olor a pasto, patear, armar una gran jugada, festejar un buen gol. Lo anima la pasión. Es el futbolista más futbolero de todos. Ahí hace la diferencia entre él y todos los demás. (D)