Era el primer día de diciembre del 2001. Amaneció gélida y húmeda la ciudad surcoreana de Buzan. En compañía de varios periodistas ecuatorianos cubrimos el sorteo del Mundial 2002, que tendría dos organizadores: Japón y Corea del Sur. Nuestra expectativa era grande. En el Centro de Convenciones y Exposiciones de Buzan apareció por primera vez en la historia de los mundiales el nombre de Ecuador en los bolilleros y en la pizarra electrónica. Tras el discurso de Joseph Blatter, presidente de la FIFA, hubo aplausos interminable para invitados como Pelé, Johan Cruyff y Michel Platini.