En este mar de conflictos en que está inmersa la sociedad ecuatoriana, provocados por una distorsionada escala de valores, como se comprueba con una Asamblea Nacional con muy baja aceptación (en algunos casos, integrada por personas de muy bajo nivel académico que más tiempo dedican a bloquear leyes y proteger a determinados grupos) y el poder judicial (con mucha corrupción), solo nos queda poner nuestras esperanzas en el deporte, que si es bien administrado y dirigido por verdaderos conocedores, puede servir, en parte, para salir de la complicada situación actual.