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Bob Marley, el fútbol diagnosticó su muerte

Afuera del Estadio Nacional de Kingston, donde juega la selección de Jamaica, está la estatua de la leyenda, en homenaje a su amor al balompié.

Bob Marley es tal vez el jamaiquino más universal de la historia, junto con Usain Bolt. Al legendario músico (1945-1981) le gustaba el fútbol y lo jugaba cuando podía. Foto: Diario As

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Norval Sinclair Marley, un inglés músico de iglesia que llegó a Jamaica a la edad de 60 años, se casó con Cedella Malcolm Booker, una joven jamaiquina de apenas 18 años. Ella dio a luz el 6 de febrero de 1945 a un niño al que inscribieron como Robert Nesta Marley (Bob Marley). Nació en Nine Mile, un pequeño pueblo que no tenía electricidad ni agua potable y sumergido en una pobreza extrema. El padre de Bob los abandonó y complicó el panorama. Su posterior dedicación a la música como válvula de escape le llegó por vía de su abuelo materno, Omera Malcolm.

La gran pasión de Bob Marley era el fútbol. Se lo inoculó su amigo Allan Skill, seleccionado de Jamaica. Jugó en clasificatorios para la Copa del Mundo. Se conoce que por esos tiempos Skill jugó en Brasil, en el Club Náutico. Marley, además de sus dos pasiones –la música y el fútbol–, tenía un don paranormal: adivinaba el futuro leyendo la mano.

Mientras crecía, Bob Marley afinó sus habilidades en la guitarra y el amor por el fútbol, pero rodeado de un ambiente convulsionado por la droga y la delincuencia. Su madre, Cedella, decidió cambiar su domicilio a Kingston, donde Bob conoció a Peter Tosh, quien le sugirió conformar un grupo con otros músicos, como Carlton Barret, Peter Tosh y Cherry Smith. Así es que en 1963 crearon el conjunto The Wailers, que alcanzó una fama muy rápida. El género de música que hacían era el reggae. El éxito del grupo se internacionalizó.

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Jugaba al fútbol todos los días. En las giras organizaba partidos contra periodistas. Normalmente invitaba a futbolistas retirados en los países donde se presentaban. Entre sus virtudes en el fútbol, se conoce que a Bob Marley le gustaba jugar de ‘10′, con reconocidas condiciones. Su arma principal era la velocidad. El grupo musical se presentó en toda Europa. Además de la masiva concurrencia a los espectaculares conciertos, otra gran atracción era ver los partidos que organizaban en Río de Janeiro, París, Londres o en donde debía presentarse.

Usaba en su camiseta el número 10 en homenaje a su ídolo Pelé, a quien invitó para hacer un partido. Lamentablemente, el día que dio el concierto en Sao Paulo, Pelé no pudo asistir porque el equipo del Santos salía de gira. Marley se había convertido en su país en un líder espiritual, inspirado en el rastafari. Marley había logrado influencia política: lo consideraban un poderoso defensor de los derechos humanos.

Jamaica por esos años estaba al borde de una guerra civil; la oposición auspiciada por la CIA pretendía cambiar la tendencia socialista. Se conoce que, antes de un concierto en Kingston, Marley sufrió un intento de asesinato por parte de escuadrones del terror que imperaban en la isla. Fue herido con una bala en el hombro. Pocas horas después del ataque se presentó y dio el concierto.

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En el fútbol auspiciaba a su equipo, el Boys Town FC, un club humilde que llegó a conquistar tres ligas jamaiquinas. En ese equipo, Bob Marley participó en varios partidos amistosos. Uno de los más recordados fue cuando jugó contra un combinado guatemalteco que se preparaba para las eliminatorias del Mundial 1974.

Marley se casó a los 21 años con Alfarita Constantia Anderson (conocida como Rita Marley), con quien tuvo cinco hijos, aunque se conoce que fuera del matrimonio tuvo doce más. Marley convenció a Allan Skill Cole, su amigo seleccionado de fútbol de Jamaica, para que se uniera a sus giras musicales como mánager, aunque todos sabían que era el encargado de organizarles los partidos. Con el pasar del tiempo, el divo del reggae vivía para la música. El fútbol no dejó de ser su pasión. Su vicio, el consumo de marihuana; y las mujeres, su debilidad.

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En 1977 prepararon la gira alrededor del mundo denominada Exodus. Debía arrancar en Francia. El día previo al concierto, 28 de junio, como era costumbre se organizó el partido de fútbol, y en una jugada recibió un pisotón en el pie derecho. El dolor fue intenso, pero no le dio importancia. Se curó con hielo y unos ungüentos sobre la uña que tenía ensangrentada. Sintió mejoría y siguió la gira europea. En Londres, el doctor Carlton Fraser, amigo de Bob Marley que lo acompañaba, al notar su dificultad para caminar le recomendó hacerse un chequeo. El examen no dio buenas noticias: le diagnosticaron melanoma debajo de la uña del pie derecho. El médico se lo hizo saber y le explicó que era un cáncer que podía tratarse, que debía seguir al pie de la letra todas las recomendaciones.

La noticia sorprendió a Marley, pero mencionó que tenía el poder suficiente para sanarse y continuó presentando sus shows por Australia y Zimbabue, y en todos los lugares a los que iba jugaba al fútbol. Antes del concierto en Miami jugó muy bien contra un equipo de haitianos. Se cuidaba usando una especie de esponja que protegía su dedo afectado. Esa tarde corrió como siempre y dijo no haber sentido dolor.

Aprovechando que estaba en Miami, Bob Marley se hizo chequear en el Cedar of Lebanon Hospital, donde los médicos le recomendaron extirpar el pie derecho para cortar de raíz el avance del cáncer. Bob se opuso por dos razones: 1) Su religión no se lo permitía y 2) Dijo que esa amputación le impediría practicar el fútbol.

El tema lo manejaron con sigilo. Suspendió la gira en Nueva York, donde le confirmaron que su cáncer seguía extendiéndose. Le recomendaron quimioterapia; perdió sus trenzas; su condición física se comenzó a deteriorar. A él le sobraba fe en que un tratamiento alternativo era su solución, y encontró que el doctor Jossef Issels, un médico con pasado nazi, tenía una clínica en los Alpes alemanes. Parecía que el milagro se daba, porque Marley había mostrado mejoría, caminaba por las montañas en la nieve, se divertía jugando al fútbol y tocó la guitarra para la gente del hospital.

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En el día de su cumpleaños, el 5 de febrero de 1981, estaba acompañado de su esposa, Rita, y de varios amigos, entre los que estaba Dian Wilson, a quien le pidió se acercara para decirle en voz baja: “¿Recuerdas, Dian, lo que te dije el día que cumplí 14 años: que iba a ser una leyenda en la música, pero que preferiría ser un astro en el fútbol y que todo se iba a truncar porque la muerte se me presentaba en plena juventud?”. Su amigo recordó aquello y le contestó: “Esta vez no acertarás”.

A comienzos de mayo de 1981, el doctor Issels le dijo a Rita que no había nada más que hacer para ayudar a Bob. Fletaron un avión y se fueron a Florida. Los médicos en Miami constataron que el cáncer se había tomado los pulmones, estómago, cerebro. En lo que serían sus últimos días en el hospital, Marley le dijo al médico que ahora sí estaba dispuesto a amputarse toda la pierna si era necesario. El doctor hizo silencio, asintió con la cabeza y se marchó. Pocos días después, el 11 de mayo de 1981, con apenas 36 años, Bob Marley se marchó para siempre.

Su tumba está en el pequeño cementerio de Nine Mile. Se lo enterró con su guitarra favorita y un balón. El sepelio fue todo un acontecimiento. El Gobierno de Jamaica lo declaró héroe nacional post mortem. En la avenida del Estadio Nacional, donde juega la selección de Jamaica, está la estatua de la leyenda, en homenaje a su amor al fútbol. (O)

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