Afortunados por admirar el amanecer de un nuevo Mundial de fútbol. Qatar, hoy en día, es como el crepúsculo, que nos ofrece esa claridad que raya el despertar del día hasta que sale el sol, pero que también es el preludio que anuncia el poniente, allá donde el sol se oculta y regresa la sombra. Por los antecedentes y el presente, Qatar 2022 podrá ser la Copa más relumbrante, pero también la más criticada. Posee brillo, pero también manchas imborrables. Por fortuna el fútbol tiene esa magia que el magistral escritor Eduardo Sacheri circunscribe en su último libro como el funcionamiento general del mundo. Por aquello y mucho más, el Mundial es la exposición más célebre del arte puro.