Una mujer polifuncional. Así es Gisselle Carolina Giler Reina, quien reparte su tiempo entre la asesoría de ventas, sus estudios de idioma en la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE) y el arbitraje profesional sin dejar de lado los más importante para ella: su hija y sus padres.
En el marco del Día Internacional de la Mujer que se conmemora hoy, sábado 8 de marzo, este Diario conversó con la árbitro de 27 años, oriunda de Ambato, que forma parte del VAR en la Primera División de Liga Pro, dirige en la Segunda Categoría del fútbol nacional, y cuenta con escarapela FIFA.
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La joven se inició en el deporte cuando jugaba como guardameta en la selección de fútbol de su colegio, el Hispanoamérica. También fue seleccionada representante de la provincia de Tungurahua.
“Dentro del fútbol, una rama que más jugué fue el futsal, en un campeonato conocí a un instructor de la provincia de Tungurahua, Iván Jordán, actualmente asesor en Primera División. Él vio condiciones en mí, gracias a él conocí el arbitraje”, contó ella.
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Para convertirse en árbitro profesional se debe realizar un curso en las asociaciones de cada provincia. Gisselle Giler culminó sus estudios de casi 12 meses en la Asociación de Tungurahua, donde vio varias materias como Reglamentación, Estatuto de la Federación Deportiva, Inglés, Excel, Programación, y Medicina Deportiva, que es una de las asignaturas más importantes en la formación.
“Todas las materias son por aprobación, pero también tenemos la parte física, en la cual para las personas que no tenemos una adecuación física desde la infancia se hace un poco complicado, porque el arbitraje es una exigencia deportiva que te convierte en un atleta”, expresó.
Tanto los trabajos teóricos como los prácticos se deben aprobar si se quiere llegar a ser profesional, se debe sobrepasar el promedio básico que es un mínimo de 14 puntos.
Mientras que en el ámbito físico, las mujeres se enfrentan a una prueba de velocidad y de intermitencia, que consta de seis repeticiones de 40 metros seguido de 10 vueltas en una pista que tiene 75 metros, circuito que se debe lograr en 17 segundos, con un descanso de 20 segundos cada 25 metros.
Giler considera que una vez superado todo el curso, lo complicado recién inicia en el proceso para convertirse en árbitro profesional.
Lo complicado en el arbitraje
“El curso es netamente la preparación, pero cuando llegas a una cancha, tienes que cumplir con un partido, el estrés de un encuentro, los equipos, las falencias porque todo es de aprendizaje y vas a fallar muchas veces. Ahora, ser mujer árbitro es aún más complicado, el mundo del fútbol si bien ya no está tan estandarizado solo de hombres, quienes lo dominan siguen siendo ellos, y muchas veces las que más nos atacan y critican son las mismas mujeres. Sí hay límite de menosprecio hacia nuestro trabajo, pero hay que saber sobrellevar todo eso”, continuó.
Para la joven, el arbitraje es una carrera para personas mentalmente fuertes debido a todo lo que engloba el fútbol: el estrés de los futbolistas que pierden la cabeza por querer ganar, porque van perdiendo o porque no marcan goles, pero los árbitros deben mantenerse firmes para controlar todas aquellas situaciones y no dejarse llevar por sus emociones.
Giler comentó que cuando se graduó como árbitro en Tungurahua, el 22 de diciembre de 2014, de 45 estudiantes que finalizaron la carrera con ella, 12 eran mujeres.
“Realmente para ese entonces, eran bastantes mujeres solo para una provincia. En sí, los que se gradúan de árbitro muchas veces no terminan ejerciendo la profesión, porque eso es lo más complicado”, reflexionó.
Gisselle Giler es una de las 109 mujeres que trabajan como árbitro entre las categorías A y B de Liga Pro. De ese total hay quienes se distribuyen en las categorías de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).
La joven es de las pocas mujeres ecuatorianas que tienen escarapela FIFA. Para llegar a ello se deben cumplir varias pruebas en la parte física y académica cada tres meses, lapso en el que se evalúa que tienen un estado apto para dirigir.
“Somos cinco árbitros centrales, a veces tienen algún prospecto que se pueda integrar al arbitraje FIFA, por lo que hacen seguimiento, ven sus partidos y cómo va la parte física. Muchas veces se ayudan de Conmebol con cursos de talentos, yo estuve en noviembre de 2022 en Paraguay, uno va como competencia internacional y demuestra de lo que es capaz”, expresó.
La escarapela FIFA tiene una vigencia de 12 meses, por lo que cada año se debe renovar, motivo por el que tienen que cumplir con los entrenamientos indicados así como enviar reportes mensuales.
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La evolución de las mujeres en el arbitraje ecuatoriano
“Ha sido un incremento enorme. Cuando yo me gradué de árbitro el primer curso que tuvimos fue en la casa de la Selección y a nivel nacional, entre todas las categorías, éramos solo 50 árbitros. Hoy en la actualidad, solo en segunda categoría tenemos más de 40. Siento que las oportunidades son más grandes, aunque la carrea es difícil e incomprendida, el apoyo también ha venido de la mano de las asociaciones respectivas”, afirmó.
Giler mencionó que hay árbitro mujeres de Ecuador que destacan en el plano internacional y se convierten en referentes para el resto.
“Por ejemplo, Mónica Amboya que es una referente internacional, ella es una de las personas que sabe lo difícil que es este proceso de tantos años y que ahora lo estén, es admirable. Hemos crecido a la par con el fútbol, hace cinco años que se inició la Superliga, fue una gran oportunidad para nosotros, fuimos más visuales para el mundo. El crecimiento del fútbol ecuatoriano, hizo crecer el arbitraje”, expresó la joven.
Gisselle Giler es Tecnóloga en Contabilidad y Finanzas, y en la actualidad estudia Pedagogía en idiomas con especialidad en inglés en la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE), de manera virtual, con horarios en la tarde hasta la noche. También es madre de familia, tiene una niña que por ahora no vive con ella.
Reparte su tiempo entre varias actividades
“Inicio mi día entrenando, luego trabajo de asesora de ventas para una marca deportiva, después estudio, aunque a veces cumplo doble entrenamiento. Hay días donde tenemos charlas por la tarde y después de eso voy a clases, A mi hija la llamo todos los días, al finalizar o en medio de mis entrenamientos, siempre por la mañana que es cuando ella va a la escuela, para conversar, saber cómo está, y por la tarde dependiendo de si tiene o no tareas, hablamos”, contó la mujer.
Para una mujer árbitro como Giler, la jornada laboral de ocho horas es algo que no forma parte de su día a día, en ocasiones mantiene rutinas que sobrepasan las 15 horas.
“Mi día comienza a las 5 de la mañana y a veces termina a las 10 u 11 de la noche, si es que estamos de buen día. Hacemos esto porque queremos, si lo quieres buscas un espacio, esa la forma de organizarse. Aunque hay días que salen actividades que no están programadas y chocaban con mi horario de clases. Es saber adaptarse e intentar cumplir todo, no queda de otra”, manifestó.
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Los planes a futuro de Giler son pasar más tiempo junto a su hija pequeña y sus padres, así como llegar a la primera categoría del fútbol ecuatoriano, siempre buscando un equilibrio sano entre el trabajo y la familia.
“Mi meta personal es ser una buena mamá, estar más presente en la vida de mi hija, siempre ser un apoyo para ella, y en la vida de mis padres. Es un poco complicado el hecho de no estar cerca de tu familia. Yo vivo sola, la melancolía está todo el tiempo esperándome en la puerta, porque siempre es importante el apoyo familiar. Mi meta personal es mantener a mi familia en primer lugar, tenerlos presentes. Y quiero llegar a primera división, más allá de tener una escarapela, también es la participación que tú llegas a tener a nivel internacional”, señaló.
Como varios deportistas y profesionales que trabajan en el fútbol profesional, Giler no comparte afición por ningún equipo en el país, pero sí tiene claro cómo ha evolucionado la Selección de Ecuador.
“Todo es un proceso, ha tenido mucho crecimiento el fútbol ecuatoriano, quizás a veces no haya tomado las decisiones correctas en cuanto a los titulares, también la mentalidad del ecuatoriano llega a cierto nivel de conformismo, estoy haciendo el proceso bien, llegué a mi tope y ya está. Creo que ese es el problema en general del fútbol ecuatoriano, llegamos al máximo y no queremos explotar más”, comentó.
Gisselle Giler dio un mensaje de aliento a todas las mujeres que buscan convertirse en árbitro profesional en Ecuador. Y agradeció a todas las personas, así como entidades que fueron parte de su proceso para convertirse en lo que es hoy.
“La vida es de riesgos, estoy segura que el tomar la decisión es lo más difícil, voy hacer esto, voy hacer árbitro, eso es lo más difícil, una vez se toma la decisión lo complicado pasa y lo demás es proceso”, reflexionó la joven. (D)